Los humanos tenemos muchas “mañas” que se han ido formando y fortaleciendo a lo largo de la historia. Por ejemplo, a pesar de la evidencia que tenemos sobre las complejísimas conexiones entre todas las cosas que nos rodean, insistimos en seguir tratando de entender el mundo como si estuviera hecho de partes independientes, y aparentemente seguimos estando convencidos de que podemos hacer una cosa aquí sin que se afecte otra cosa allá.
Con frecuencia, además, reducimos el mundo y la realidad a una cuestión de blanco y negro. Nos educaron así en la escuela, y la religión, la televisión, y casi todos los mensajes que nos llegan por todas partes siguen reforzando esa idea de que el mundo consiste en opuestos básicos e irreductibles: el héroe y el villano, lo bueno y lo malo, lo bonito y lo feo, lo gordo y lo flaco, lo iluminado y lo oscuro.
Esa visión dualista es, básicamente, un atajo; una manera de ahorrarle tiempo y energía al cerebro simplificando al máximo la información disponible. Reducimos el mundo a opuestos extremos porque resulta más fácil juzgar algo simplemente como “bueno” o “malo” que analizar todos los posibles matices que hay entre esos dos puntos. Ver los puntos intermedios requiere más esfuerzo, más análisis, más información, más observación, más conciencia; pero lo que promueven nuestras sociedades es la comodidad y la inmediatez.
Algunas veces esos atajos del cerebro funcionan a nuestro favor: sería incalculablemente agotador analizar todas las cosas en todos sus posibles matices, todo el tiempo; posiblemente terminaríamos volviéndonos locas. El problema surge cuando nos dejamos llevar por la pereza cerebral y empezamos a ver al atajo como si fuera el único camino posible, quitándonos a nosotras mismas la posibilidad de ver el verdadero caleidoscopio que se esconde detrás de cada pedacito de realidad.
Todo esto me lleva al tema del que quiero hablar hoy… la trampa que se esconde detrás de esos atajos del cerebro que tomamos con frecuencia y que, en lugar de facilitarnos el camino, lo que suele hacer es dejarnos paralizadas en medio de la carretera: la trampa del todo o nada.
¿Cuántas veces has dejado de hacer algo que te gustaría hacer, por el simple hecho de que te parece poca cosa? ¿Con qué frecuencia te has dicho a ti misma que ese pequeño gesto no vale de nada, porque hay muchos otros que no vas a poder aplicar ahora mismo? ¿Cuántas veces has sentido que no vale la pena hacer algo, porque al final de cuentas no vas a poder hacerlo todo?
A mí me ha pasado muchas veces y en muchas situaciones de la vida: desde la intención de escribir un diario, pasando por mi decisión de dejar de comer carne, hasta mi intención de crear este blog. Con esos y otro montón de planes, el cerebro me presentó un atajo que resultó ser una trampa y caí redonda en el fondo convenciéndome a mí misma de que, como no iba a poder hacerlo tan bien o tan “perfecto” como quería, pues ni valía la pena intentarlo. Gran tontería.
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Algo complicado de esta trampa es que no sólo viene desde adentro (aunque desde ahí es desde donde es más peligrosa), sino que también nos la pueden poner desde afuera, desde lo que nos dice la gente: “para qué dejas de usar el carro si igual comes carne”, “para qué dejas de comer carne si igual te vas de vacaciones en avión”, “para qué dejas de usar aviones si igual no tienes una huerta en casa y por lo tanto le compras a Monsanto”. La lista podría ser infinita, y estoy segura de que si estás tratando de tener una vida sostenible, más de una vez te deben haber llegado cuestionamientos de ese tipo de parte de familiares, amigos, compañeros de trabajo y hasta completos desconocidos ¿o no?
El problema es que esos cuestionamientos, vengan de donde vengan, pueden terminar por calar y por convencernos de que nada de lo que hagamos será nunca suficiente, y que por lo tanto lo mejor y más lógico es quedarnos sin hacer nada… lo cual es un completo disparate. No tiene nada de mejor ni de lógico quedarnos de brazos cruzados cuando hay tantas cosas que podemos hacer, aunque no logremos que sean perfectas, y esto aplica para la intención de tener una vida sostenible, o para cualquier cosa en la vida. La perfección no existe, y no podemos permitir que se convierta en una excusa para dejar de hacer las cosas.
Un ejemplo puntual:
Hace muchos años, cuando me estaba planteando por primera vez la idea de dejar de comer carne, sentía que tenía que ser vegana porque si no el cambio no iba a tener sentido. En el fondo sabía que había un montón de cosas en todos los productos de origen animal que estaban en contradicción absoluta de mis valores, y sentía que si dejaba de comer carne pero seguía, por ejemplo, comiendo queso, iba a ser una incoherente. Obvio, mi intención de ser vegetariana se quedó congelada por mucho tiempo, porque la idea de ser vegana de un día para otro me parecía imposible en ese entonces, y preferí cruzarme de brazos y hacer la mirada a un lado que hacer las cosas “a medias”.
Tiempo después, una conversación familiar me hizo ser consciente de lo absurdo que era ver el asunto de esa manera. Decidí, entonces, dejar de comer carne todos los días y limitarla sólo a cuando tuviera realmente muchas ganas de comer. Ahora soy vegana (no fue de un día para otro, y en algún momento le dedicaré una publicación completa a contar el proceso), y viendo las cosas en retrospectiva me doy cuenta de que ese freno que me puse al principio —el “no voy a ser vegetariana porque lo que quiero es ser vegana y como no sé cómo hacerlo entonces no tiene sentido ni siquiera intentarlo”— respondía a dos cosas: 1) la trampa del todo o nada que me estaba poniendo yo misma, y 2) el miedo que me daba que otras personas cuestionaran mi supuesta incoherencia. La primera alimentaba a la segunda y la segunda a la primera, y así en un círculo vicioso que podría haber seguido hasta el infinito, pero al que —afortunadamente— yo misma decidí ponerle fin.
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Como dije más arriba, esto del todo o nada aplica para muchas cosas de la vida; pero yo hoy lo estoy mirando por el filtro de la sostenibilidad. A lo que quiero llegar con todo esto es a lo siguiente: no importa lo que te diga tu mamá, o tu hermano, o el vecino, o el personaje que trollea tus publicaciones en Facebook: tus esfuerzos y tus ganas de “ser el cambio que quieres ver en el mundo” sí importan, y sí hacen una diferencia.
Quedarnos cruzadas/os de brazos no sólo es una tontería, sino una actitud peligrosa y profundamente irracional si consideramos las diversas crisis a las que nos estamos enfrentando, y que no se van a resolver por arte de magia cuando llegue el Capitán Coherencia a salvarnos de todos los males que nosotros mismos hemos creado, sino cuando nosotros, los que pusimos el mundo patas arriba, pongamos manos a la obra para volver a ponerlo todo más o menos en su lugar.
Ver la realidad desde la perspectiva del “todo o nada” nos roba la posibilidad de entender el mundo, la vida, lo que hacemos, en toda su tremenda complejidad; nos obliga a quedarnos con dos opciones extremas y opuestas, cuando la verdad es que tenemos cientos, miles, o cientos de miles de opciones en puntos intermedios. Impide que apliquemos las posibles soluciones que tienen los problemas porque nos quedamos anhelando una solución mágica que lo va a resolver todo (o más bien lamentando el hecho de que no exista) en lugar de empezar a hacer algo que poco a poco vaya sumando, por pequeño que sea.
Y lo más grave: nos da la ilusión de que las soluciones no están en nuestras manos. Que los “malos” son otros, que nuestras acciones cotidianas no tienen peso, que nosotros somos “buenos” y por lo tanto no hay necesidad de cuestionar nuestra manera de pensar y de actuar, que lo que hay que hacer es esperar a que el gobierno cambie, o que las corporaciones colapsen, o a que “se acabe el mundo”. Porque o todo es ideal o no existe… esa es la mentira que nos seguimos diciendo a nosotras/os mismas/os.
¿Existe una fórmula para evitar caer en la trampa del todo o nada? Creo que no, al menos no una infalible. Lo que sí existe es la posibilidad de volvernos mejores en el proceso de observar nuestro comportamiento y nuestra manera de pensar, para identificar en dónde estamos aplicando el filtro de “blanco” o “negro”. No es una tarea fácil, pero es indispensable si queremos empezar a salir de las crisis que nosotros mismos hemos creado (y en todo caso, sabemos que las cosas interesantes pasan cuando salimos de la zona de confort).
Más ejemplos:
Para cerrar, quiero poner algunos ejemplos de comentarios tipo “todo o nada” que me han lanzado otras personas en algún momento de mi vida:
- “No vale la pena que salves ese perro/gato, igual no los puedes salvar a todos”. O su variación “Me encantaría ser millonaria/o para salvar a todos los perritos/gatitos (pero como no soy millonaria/o y no puedo ayudarlos a todos, entonces no ayudo a ninguno)”.
- “¿Para qué te preocupas por mirar las etiquetas de las cosas que compras? Si igual es imposible vivir sin generar impacto en el planeta”.
- “No tiene sentido que seas vegana, porque cuando caminas por el pasto pisas a las hormigas sin darte cuenta“.
- “No tiene sentido que trates de ser consumidora responsable, porque igual tienes un computador Mac”.
- “No sirve de nada que hagas una campaña para reducir el uso de pitillos, porque los que realmente tienen el poder son las grandes empresas”.
- “Tu blog no sirve de nada, porque viajas en avión cuando te vas de vacaciones“.
- “Si lo que quieres es reducir tu impacto, entonces muérete“.
¿Trampa del todo o nada? ¿Mecanismo de defensa para evitar sentirse culpables porque ellos mismos no están haciendo algo frente a esos problemas? ¿Rabia de ver que otras personas se atreven a hacer cosas que ellos no se sienten capaces de hacer? No sé, tal vez una mezcla de todo un poco… lo que sí se es que el “todo o nada” ha logrado dejarme paralizada muchas veces en la vida entre esos extremos opuestos, pero desde que identifiqué la trampa, procuro ver las opciones que se despliegan en medio y encontrar una que me sirva como punto de partida para alejarme del “nada” aunque sepa que nunca voy a llegar al “todo”.
Muy buena entrada, me he sentido muy identificada!!
¡Gracias Carmen! Me alegra que te haya gustado. Creo que es algo que nos pasa a todos, en algún momento de la vida (o en muchos momentos jajaja). Y creo que es un enorme obstáculo para pensar en soluciones a las crisis planetarias… porque, sea como sea, va a ser imposible resolverlo todo, y si la única alternativa que vemos a “todo” es hacer “nada”, entonces estamos jodidos :-S
Me sucede cada vez que hablo con alguien acerca de la política, o de hacer un cambio a nivel personal para pacificar este mundo… Todos dicen que no es significativo hacer algo pequeño a nivel personal si las cosas van a seguir igual. Tú entrada me ratifica que cada acción puede ser muy valiosa y que no soy la única que piensa así. Gracias!
Es que creo que ese es el argumento más usado para escudarse, y quedarse cruzados de brazos en lugar de salir de la zona de confort y hacer algo, por pequeño que sea. Cada acción realmente es valiosa… ¿te imaginas cómo sería el mundo si toda la gente que dice que los cambios pequeños no sirven, se pellizcaran e hicieran algo, aunque sea pequeño? Sería todo tan distinto…
Me alegra que el texto te haya servido para sentirte más segura sobre la importancia de las pequeñas acciones. ¡Un abrazo!
Tuve mariposas en el estómago leyendo esto, y muchos comentarios vinieron a mi mente: Encasillarse en un estereotipo genera mucho sufrimiento porque crea una barrera mental. Es mejor autoproclamarse “uno mismo” y actuar conforme el corazón invite, para así no tener punto de comparación contra el que los demás sientan que puedan buscar coherencia.
Magnífica entrada Mariana. El mundo y yo te damos las gracias.
¡Gracias Cristina! Qué bonito lo que me dices, mariposas en el estómago me dan a mí leyendo comentarios como el tuyo ♡
¡Un abrazo!
Buenas tardes Mariana.
Como siempre es un placer leerte y ver que somos, probablemente, muchxs lxs que opinamos asuntos similares a los que tratas en tu blog.
Muchísimas veces me he dicho a mí misma lo de que si el resultado no va a ser perfecto ya no vale la pena intentarlo.
Desde ya hace unos años estoy en proceso de flexibilizar esta situación, sabiendo que los pasos que demos son parte del camino hacia lo que cada unx considere mejor, en este caso hacia llevar una vida más respetuosa con nosotrxs mismxs y con el medio ambiente.
Aprovecho para reflejar algunas cosas que voy a prendiendo en este camino: que el ejemplo tiene un gran valor, que se generan conversaciones y situaciones humanamente interesantes y enriquecedoras, que genero menos residuos (no siempre es perfecto pero sí mucho mejor la gestión de los mismos), que la madurez de la conciencia es un trayecto muy interesante, que la globalización tiene cosas buenas, como sentirse unidx y apoyadx en el sentir común de mejorar la situación de la humanidad y del planeta, etc.
Gracias por lo que escribes y compartes, saludos.
¡Hola Carol! Estoy completamente de acuerdo contigo, especialmente con respecto a la globalización. Como todo (y como lo digo en el texto) tiene matices y aspectos que van desde lo más “malo”, hasta las ventajas más fabulosas, pasando por todo lo demás… y creo que depende en gran medida de lo que nosotros hagamos de ella. Esta posibilidad de conectar con personas de todo el mundo y confirmar que no estamos solos en esta búsqueda, es algo que no podría darse sin las herramientas de hoy en día (y que también son tan criticadas, cuando se miran desde otras perspectivas).
Muchas gracias a ti por pasar por aquí a leer, y compartir tus reflexiones. ¡Un abrazo!
Genial artículo, debo confesarte que es el único blog al que decido sacar tiempo para leer.
El todo o nada es casi irremediable, sobretodo si nunca te has parado a plantearte cómo has ido construyendo tu realidad. Porque como tú dices nos han educado así y es lo que vemos a diario en la prensa, tv, etc.
Yo estaba muy polarizada hasta que empecé a sufrir ansiedad y tuve que parar a ver que era lo que estaba sucediendo. El enfrentarme a ello me ha hecho abrir la mente y resposabilizarme de TODO lo que hago, siento y pienso. Y aunque a veces resulte difícil es el único camino que nos ayuda a ser más reales.
Ahora sigo algo polarizada respecto a mi blog, no tengo a penas tiempo para dedicarle y a veces me cuestionó si merece la pena ya que no lo hago todo lo bien que me gustaría. Pero soy consciente y sigo adelante como bien buenamente puedo :)
También me ocurre con el deporte y por eso voy a rachas. Rachas en las que corro 4 veces por semana y otras en las que me quedo paralizada.
Un abrazo!
¡Muchas gracias Marta! Me alegra mucho saber que mi blog hace que quieras sacar tiempo para leerlo, de verdad ♡
Me gusta mucho lo que dices con respecto a la responsabilidad sobre lo que hacemos, sentimos y pensamos. La responsabilidad es un concepto que me gusta mucho, y que me parece importantísimo explorar, especialmente en contraste con la culpa. Con estas cosas de vida sostenible por lo general se tiende a darle protagonismo a la culpa, y yo creo que esa es una sensación paralizante (y obvio, también aplica para otras cosas de la vida). Cuando decidimos asumir responsabilidad, el panorama cambia por completo.
Con respecto al blog, al ejercicio, y a todo: creo que vale la pena hacerlo, aunque no salga tan bien como te gustaría. Es en el proceso, precisamente, donde las cosas se empiezan a acercar a lo que queremos que sean. Como digo en el texto, para mí lo importante es encontrar un punto que me aleje del “nada”, aún sabiendo que nunca llegará a ser “todo”. ¡Un abrazo!
Excelente publicación.
¡Gracias Arnaldo! :-)
Mariana
Gracias por este artículo, es el eterno dilema la verdad, hacer o no hacer, cagarla o que salga bien, pero yo soy de las que me arrepiento más de no hacer algo que de hacerlo mal, al hacerlo mal creo que si eres lo suficientemente honesto contigo mismo aprendes algo y puedes avanzar. Siempre es mejor hacerlo bien, claro.
Una vez te atreves sueles alegrarte, pero hasta que te atreves a veces cuesta, y apectar un error a veces es doloroso.
Hay un vídeo que he visto hace poco por facebook que dice que de lo que más se arrepiente las personas mayores es de no haber hecho cosas que querían por miedo.
Así es, en el camino de hacer las cosas es obvio que nos vamos a encontrar con obstáculos y reveses y cosas difíciles, pero (como dices) siempre se aprende algo aún cuando se hagan las cosas “mal”. Si nos quedamos esperando a que todo sea perfecto, pues eso: nos quedaremos esperando.
Hola Mariana; me gustó tu articulo, despues lei sobre ti y me encanto tu actitud. Como me gustaria tomarme un cafecito contigo, aunque no nos lo tomemos todo
Creo que me va ayudar tu reflexión
Gracias
¡Gracias José! Me alegra mucho que te haya gustado el texto, y espero que realmente te resulte útil, ¡un saludo!
Me siento muy identificada.
Estoy pasando por una etapa, en la que me siento perdida; no sé a donde voy pero si sé que estoy agusto y cómoda. Estoy en mi zona de confort, y no experimento cambios. Ni me enfrento a hacer cosas nuevas, a fallar. Actúo con miedo y me escudo en la frase “No es el momento´´.
¿Realmente no es el momento de intentarlo? ¿Cuando será el apropiado? ¿Qué pasará si fallo? ¿A caso no son puntos a mi favor, evolucionar frente a la crítica constructiva? ¿A quien intento demostrar que soy buena en lo que hago?.
Estoy de acuerdo con Marta, creo que se trata de respirar; de tener claros los sueños. Eliminar todo el ruido que nos sobra y ser responsables de lo que hacemos, de lo que sentimos y de lo que pensamos. Es un ejercicio gigante, pero creo que es importante conocernos y luchar con nosotros mismos. Podemos tener tantas vidas….
Un saludo, Sara.
¡Hola Sara! Me alegra saber que te gustó, y estoy de acuerdo en que consiste en un ejercicio gigante, pero lo importante es empezar por algún lado, para ir viendo poco a poco por dónde avanzamos. ¡Un abrazo!
Wow….. me acabas de solucionar la vida. En serio.
Me quitaste la venda de los ojos y me diste una herramienta poderosa para actuar.
Felicitaciónes…. no cambiaste el mundo, pero acabas de cambiar mi mundo.
¡Gracias Felipe! Qué bonito leer eso ♡. Me alegra mucho saber que el texto resonó contigo de esa manera.
Me encantó la entrada y cómo la trasmites :)
Creo que el título de tu blog “Cualquier cosita es cariño” resume perfectamente lo que nos quieres decir. Cualquier cosita ayuda y es por eso que no podemos dejar de hacerla. No podemos ser perfectos pero ¿a quién le importa? Las cosas pequeñas son las que pueden cambiar el mundo. En mi casa me dicen que le doy muchas vueltas a todo, que lo cuestiono todo, que le encuentro la puntita a todo. No sé porqué esto es malo… El conformismo le da un empujón a las injusticias.
Pues eso, cualquier cosita es cariño y con cualquier pequeña cosita que podamos hacer cambiaremos el mundo.
¡Muchas gracias Patrixi! Me alegra mucho que te haya gustado, y entiendo perfectamente lo que me cuentas. Cuestionarse debería ser la regla, y no la excepción… por algo estamos como estamos, porque lo “aceptable” es vivir en automático. Yo también estoy convencida de que cualquier cosita es cariño ;-)
Me encantó la entrada! me ha pasado esto alguna vez en el proceso de ser coherente con lo que pienso, creo que como a la mente le cuesta cambiar los hábitos nos pone trampas disfrazadas de excusas.
Al final el camino más fácil que terminé aprendiendo para tomar decisiones es guiarme por lo que me hace felíz, más allá de el propósito. Me hace felíz dejar de comer carne más allá de si voy a cambiar algo o no? sí. Va a cambiar algo en mí, que es lo único que tengo a mi alcance, si cambia algo más afuera, mejor, pero en principio me haría felíz a mí y por eso lo hago, fin de la cuestión.
Me hace felíz empezar a escribir un blog, aunque no sepa si va a servir de algo, o si va a funcionar? sí, entonces lo empiezo sin expectativas.
Y de esa forma también te evitas discutir con la gente (aunque a veces es difícil), ¿porqué sos vegetariana? porque me gusta!. Nadie te puede cuestionar eso.
Me encanta tu blog! te invito a que conozcas el mío (lo empecé hace poquito) Saludos!
https://vivecomopiensas.com/
¡Hola Melissa! Me alegra mucho que te haya gustado. Me parece bonita esa manera de verlo, el hecho de tomar decisiones basándonos en lo que nos hacen sentir esas decisiones.
Yo he tenido diferentes etapas con respecto a lo de “discutir con la gente”… porque también pienso que esas discusiones (entendiéndolas como el acto de discutir, conversar, y no pelear) son enriquecedoras, pero para eso el asunto debe ir más allá de “hago esto porque me gusta”. Pienso que estamos muy acostumbrados a respetar las decisiones ajenas (al menos de dientes para afuera) cuando se tratan de cosas de “gustos”, pero cuando hay cuestionamientos que van más allá de los gustos, entonces la cosa se pone más espinosa. Pienso que es, en parte, porque tendemos a sentirnos juzgados cuando alguien hace algo por cuestiones que van más allá de las preferencias personales, y de ahí viene la incomodidad… y por eso surgen las discusiones.
Sin embargo, pienso que sin esas discusiones no se generaría cambio, así que (como lo digo en la publicación sobre salir de la zona de confort) yo en este momento estoy muy en paz con el hecho de ser una persona “incómoda”. Obvio, no se trata de estar todo el tiempo cuestionando a todo el mundo (¡qué pereza!), pero sí de estar abierto a conversar y explicar por qué nuestras decisiones parten de motivaciones que no sólo están relacionadas con nuestro bienestar personal e inmediato. A mí me ha sorprendido lo abiertas que están muchas personas a ese tipo de conversaciones, y lo receptivas que se muestran ante la posibilidad de hacer cosas que trascienden el bienestar personal :-)
Estuve viendo tu blog, y me gustó mucho :-) Qué bueno que también estés compartiendo todas esas ideas. Nos seguimos “viendo” por estos medios, ¡un abrazo!
Estoy de acuerdo, por supuesto que mis motivaciones para hacer las cosas son mucho más complejas y persiguen un propósito mayor, pero lo más importante (para mí) es que las hago porque lo siento así, mas allá de la “cabeza” que le pueda meter al asunto. Partir de esa explicación al momento de enfrentarse a otras personas (no necesariamente en discusión) hace que los demás se relajen un poco más, y no se sientan tan cuestionados como cuando en cambio parto de hablar de mis creencias, o datos medioambientales o alimenticios, etc. Después, si veo que están abiertos, les cuento de todo ese asunto.
abrazo!
Ah, eso sí. Ahí coincido contigo 100% :-)
¡Un abrazo!
Mari si así porque de verdad cada vez que leo algo en este blog quedo cargadisima de un no se que !
Digo carajo alguien tambien quiere,piensa y comparte tanta informacion precisa que alimenta los sentidos de corazón,frente a tu artículo estoy completamente de acuerdo y porsupuesto por que no decirlo todos hemos caido en la trampa del todo o nada, pero no solamente se resume a ello, sino al esquema de constumbre que por mucho tiempo se nos ha enseñado al querido “tienes que” hacer, decir, actuar, realizar en toda la formación en todos los sentidos y en todos los espacios, nuestra poca valentia de hacer lo que realmente es significativo en cualquier aspecto de la vida, si salieramos de ese circulo, eso si que seria sencillez y humildad no darle miedo al actuar sin importar categorizaciones de ninguna clase.
Mil gracias y la mejor de todas las energias positivas !
¡Hola Lorena! Qué bonito lo que me dices, me alegra mucho saber que lo que comparto resuena así contigo ♡
Muchas gracias a ti por pasar por aquí a leer y también a compartir. ¡Un abrazo!
Completamente cierto… así somos todos, creo yo…no estamos convencidos de que cualquier cosita sea cariño y nos quedamos de brazos cruzados! Me pasó porque comenzamos a reciclar en mi trabajo y al principio pensé será que reciclar 100 kg es suficiente? Y siii vale la pena…ahora me enorgullece entregar entre 40 y 50 kg cada 15 o 20 días…si vale la pena cualquier cosa que hagamos por más básica que parezca
Además esa “cosa básica” suele ser la puerta de entrada para hacer cosas cada vez más grandes. En estos asuntos el hacer un poquito, por poquito que sea, creo que siempre va a ser mejor que quedarse con los brazos cruzados y no hacer nada. ¡Un abrazo Iris!
Ay Mariana! Me encanta leerte…me encantaría un día sentarnos a conversar jajajaja <3
Que terrible es estar en ese cuestionamiento del ¿Para que, si igual no sirve? Que bien se siente hacerlo de todos modos y darte cuenta que SI hace la diferencia!!
Hoy justamente me paso algo muy insignificante pero lindo. Fui a comprar a una cordonería un cierre. y le pedí al señor que me lo pasara así nomas, sin bolsa, que me lo guardaba en el bolsillo. El señor me felicito y dijo "ojala mas gente fuera como tu". Yo espero que el se acuerde de eso la próxima vez que pueda evitar una bolsa :P
Un abrazo!
¡Hola Camila! Me alegra mucho que te guste lo que comparto ♡
Lo que dices es súper importante: al momento de hacer las cosas nos empezamos a dar cuenta de qué sí hacen una diferencia, aunque sea pequeña. Creo que una vez se ha dado el primer paso (para salir del “nada”) ya nos empezamos a quitar las trabas de la cabeza y todo fluye mejor… y creo que la gente que cae con más fuerza y más frecuencia en el “todo o nada” es gente que ha tenido mucho miedo (o pereza, o lo que sea) de probar cualquier cosa, y por eso creen que las cosas pequeñas no valen la pena.
El señor de la cordonería seguro se sigue acordando… y cuanta más gente le empiece a pedir las cosas sin bolsa, mejor. Es algo que funciona en las dos direcciónes :-)
¡Un abrazo!
Mariana! Me encantó esta entrada, me sentí muy identificada. Una de las cosas que me pasa, especialmente con mi hermano, es cuando pido cosas sin popote (pitillo) o sin bolsas, o sin plástico en general, y me dice “No sirve de nada, porque ese plástico ya lo hicieron y alguien más lo va a usar.” Pero creo fielmente en los pequeños cambios, y me mantengo fuerte a seguir haciéndolos, como tú dices, quizá me falte mucho para llegar al todo, pero no me quiero quedar en el nada.
Un beso y un abrazo desde México!
¡Qué bueno que te haya gustado! El ejemplo que me cuentas con tu hermano es muy común… y parte de la idea errada de que si las cosas ya están hechas, da igual si las usamos o no. Eso sería así si el mercado no fuera lo que es, y sólo hubiera un monto determinado de pitillos en el mundo, lo cual —obvio— no es el caso. Cada vez que usamos un pitillo (o una bolsa, o lo que sea) estamos diciendo “este producto me interesa, lo uso, síganlo fabricando”.
Así que, cada vez que usamos algo (aunque “ya esté hecho”) lo que estamos haciendo es estimular la fabricación y comercialización de ese mismo producto. Si la gente dejara de pedir pitillos de un día para otro (algo que sabemos que no va a pasar, pero para ponerlo como ejemplo), los pitillos que están ya fabricados se tendrían que usar para otra cosa, y a los fabricantes no les quedaría más remedio que buscar otro negocio. Es cuestión de oferta y demanda, y se nos olvida, o mejor dicho, por lo general nunca nos enseñaron a que la demanda la hacemos nosotros, con cada acción, todos los días de nuestras vidas.
Hay una frase que me encanta, que dice “cada peso que gastas es un voto que emites por el tipo de mundo en el que quieres vivir”. Y bueno, los pitillos a nosotros —los usuarios— nos salen gratis… pero al planeta no. Y usar el pitillo, aunque no nos sobren nada, es emitir un voto por un mundo en el que se sigue usando ese objeto innecesario, aún con el terrible impacto ambiental que genera.
Espero que esos datos te sirvan para explicarle a tu hermano por qué su argumento “no sirve de nada” ;-)
¡Un abrazo!
Hola Mariana,
leo tu blog desde hace un par de meses y me encanta. Me ha ayudado a saber que no estoy tan “loca” ni sola en esto y me motiva a seguir avanzando.
Particularmente este artículo me hizo sentir muy identificada y me recordó una discusión que tuve no hace mucho con mi pareja… Todo empezó cuando le conté que había hecho mi propio desodorante (tomé la receta de tu blog y me ha resultado excelente! :) ), comenzamos a hablar del plástico y un montón de cosas y de repente me encontré una vez más recibiendo y respondiendo a frases como “pero no tiene sentido hacer eso porque a las grandes empresas hacen lo que quieren” o “si tú igual compras cosas y tienes un iphone” o la que más me duele: “no hay solución, esto no va a cambiar”.
He reflexionado sobre esto y creo que mi “contraataque” no soluciona nada, al menos no de esa forma, intentando tener una respuesta para cada persona que nos cuestiona. Así que ya no intento convencer ni cambiar a nadie, solo me hago cargo de mi misma y si alguien quiere sumarse es bienvenido… después de todo, aunque hay muchos que miran sentados diciendo “no hay nada que hacer”, cada vez hay más personas que se están levantando a “hacer algo” por pequeño que sea y eso me alegra infinitamente.
Saludos y cariños desde Chile.
Camila.
¡Hola Camila!
Me alegra muchísimo saber que te gusta lo que comparto, y que te sirve para no sentirte tan sola en el camino :-)
Ese tipo de conversaciones que me cuentas son muy frustrantes, y más cuando pasan con gente que queremos. Me parece importante lo que dices, y es identificar cuándo el “contraataque” no funciona, y saber seguir adelante con nuestras propias convicciones aunque sea a contracorriente.
Hay muchos que se quedan sentados, sí, pero creo que somos cada vez más los que queremos ponernos en el otro lado de la balanza.
¡Un abrazo!
Aún me falta mucho por hacer, agradezco tus publicaciones, son bocanadas de aire puro, me motivan a seguir. Necesitaba leer esto para retomar todos esos planes que como bien dices se quedan ahí abandonados mientras me quedo muy a gusto en mi zona de confort.
Es difícil ir contra corriente pero creo que así como te topas con gente necia y pusilánime también hay personas que se contagian y emprenden nuevos caminos en su vida para mejorar nuestro planeta.
Gracias, te felicito por crear conciencia.
Saludos desde México.
¡Hola Myrna! Me alegra muchísimo que encuentres útil lo que comparto, y que te sirva para motivarte a salir de la zona de confort. Muchas gracias a ti por pasar por aquí a leer, ¡un abrazo!
Me siento muy identificada!! Y al analizar mis propios argumentos “coherentes”… la verdad no sé de dónde salieron… tengo que reconocer que ha habido algo de miedo dentro de muchos de ellos… que han resultado en una asfixiante relación conmigo misma
¡Hola Cynthia! Me alegra saber que el texto ha resonado contigo, y espero que te motive a “sacudirte” esos miedos. ¡Un abrazo!
Hola Mariana! Te acabo de descubrir y me encanta TODO, muy inspirador.
Muchas gracias por compartirlo, seguro tanto a mi como a muchos más le serán de mucha ayuda tus consejos para dar ese paso que nos pone a pensar tanto, o seguir en el camino.
Un saludo!!
¡Hola Natalia! Me alegra mucho que hayas llegado hasta el blog, y que te guste lo que comparto ♡ Qué bonito saber que encuentras inspiración aquí. Espero que explores lo que he publicado antes, y que sigas encontrando cosas útiles (y ojalá también inspiradoras). Gracias a ti por pasar por aquí a leer, ¡un abrazo!
Holà Mariana!
Que agradable y facil leerte aunque el espanol no sea mi lingua natal!
Lei primero tu newsletter y luego tu articulo.
Con nuestro proyecto pasamos exactamente por las mismas “etapas” que tu…
Desde el principio con las ganas de hacer muchas cosas, “convencer” y dar ideas a muchas personas, “gestos sostenibles” que sean facil a aplicar al cotidiano para que la gente se motive mas etc…
Luego me dio cuenta de que si la gente no quiere cambiar sus habitos y si todavia no encontro una motivacion personal en su mismo, no podemos convecerla. Tiene que venir de su mismo. Pero podemos darla algunas claves para que reflezca, para que tenga ideas de cambios.
Luego me dio cuenta que se necesitaba mucho tiempo y mucha connexion para alcanzar todos esos objetivos Lo que tambien refusamos un poco (un cotidiano mas “liviano” de todo internet). Por eso tratamos de tener partes de nuestro viaje para nosotros mismos y partes para compartir porque huvo un momento cuando estabamos cansados de eso, mentalmente.
Siguiendo aprendiendo de nuestras dificultades, somos mas fuertes mentalmente, mas dispuestos a responder a la gente que trollea.
Creo que siempre se puede aprender de sus experiencias, de sus encuentros con otras personas (que tienen otras maneras de pensar). No hay que “bloquearse”. Encontrar una via entremedio, tratando de acercarse del todo como dices, sabiendo que la perfecion no existe (y si existe no es recomendable) !
Podria escribir un monton sobre eso y espero un dia poder hablar de eso contigo en verdad.
Que sigas compartiendo tus pensamientos, sin ponerte ninguna presion porque como Lo has bien dicho, es algo personal : escribes cuando sientas que quieres escribir algo.
Espero que fui todo clara.
Un abrazo gigante desde Croatia.
Léa
¡Hola Léa! Muchas gracias por tu mensaje, me gusta mucho todo lo que me dices, y he tenido una experiencia muy similar. Aunque no estoy viajando, sí trato de encontrar maneras en las que el tiempo que paso en internet sea productivo para mí, y enriquecedor… porque me encanta internet y todas las herramientas que nos da, pero sé que puede volverse como un hoyo negro en el que uno termina agotado y perdiendo el tiempo :-S
Espero que sigan teniendo un viaje muy lindo, y ojalá en algún momento se animen a continuarlo en este lado del mundo :-)
¡Un abrazo enorme!
Junio 18 del 2016
Cuando se escribe es para compartir lo del autor con sus lectores y además cuando se escribe para crear conciencia es doblemente valioso la vida es de las posibilidades y nuestro cerebro tiene la posibilidad infinita de codificar la información, somos seres libres para recibir y además para crear, no es fácil salirse fuera de lo común pero cuando nuestra capacidad creadora lo hace para crear conciencia es novedoso y magnifico, hay que salirnos de lo cotidiano y ver la posibilidades infinitas de la vida, en nuestro en torno diario,
Que sigas transformado y iluminado seres atreves de tu Experiencia Personal y por medio de este medio, que alumbres de Norte y Sur de Oriente y Occidente.
Un saludo a fraternal para todos y éxitos en sus actividades .
¡Muchas gracias, Gustavo! ¡Un abrazo!
Uff tremendo! Hace un tiempo que volví a vivir en casa con mi mamá y mi hermana y la verdad no sé como afrontar esto. He intentado aplicar cosas que hacía cuando vivía sola pero no he podiidooo, a veces me responden como si las estuviera atacando o me sacan un peeero, o me miran con cara de cu%&%… es súper frustrante. Ashuudaaa jajaja
“Lo perfecto es enemigo de lo bueno”
¡Hola Mariana!
Realmente cada palabra me estallo literalmente el cerebro, ver reflejado en palabras concretas lo que andaba pensando hace mucho me permitió darme cuenta que lo que hago cada día SI es valioso; la consciencia, la observación y el análisis de lo que hacemos cada día suma un montón. Gracias por traerlo, gracias por inspirar y gracias por dar a otrxs ( incluyendome) la valentía necesaria para continuar en este camino…
Un abrazo!
Dios esto me encantó! Siempre que hablo de las cosas que hago para ayudar al mundo, alguna persona me cuestiona, y me nombra que puedo estar haciendo mal, cosas que muchas veces por un ritmo de vida agitado no podemos evitar, haciendo quedar mal mis esfuerzos ante las demás peronas, desprestigiando mis acciones porque son pequeñas.
Muy concreto y preciso, creo que ese es uno de nuestros males más perjudiciales, hay que recordar cuestionar nuestros paradigmas
Interesante artículo, gracias por compartir!
Siento que te conozco porque me ha pasado monton de veces también que lindo sentir que existen más personas así, siento que no estoy sola en esto de vivir dentro de la incoherencia pero tratando de lograr un mundo más coherente. Te amo gracias. ????
Buenísimo post, me ha encantado! Tanta verdad puesta en palabras, no?
Sólo me gustaría mencionar que mientras leía se me vino la idea del juicio y cómo las personas somos expertas en juzgar a otras y a nosotras mismas (el cual es vaivén sin pausa creo yo).
Es verdad lo que dices al principio, nuestro cerebro parece funcionar de forma dual y categorizarlo todo en bueno o malo, cuando desde la consciencia el panorama es distinto, más amplio y complejo. De acuerdo también con los ideales de perfección y cómo el exceso de auto-exigencia a veces nos vuelve autoritarias con nosotras… Pues nuestro peor enemigo parece estar más cerca de lo que creemos. En fin, creo que mientras más trabajemos en colonizar nuestro interior con amor, comprensión, compasión y perdón, más podremos aplicar eso con el resto y no castigarnos tanto o ser tan duras con nosotras mismas cuando alguien nos juzga. Un abrazoo!
Hola Mariana, me gustó mucho lo que escribiste!, me hizo sentido.
Pienso que hay dos aspectos que también podrían ser importantes en el todo o nada.
El primero es el conformismo: conformarme con el ‘poquito’ y no seguir avanzando por pensar que eso es suficiente. Por ejemplo, el activismo por redes sociales (me parece que una vez hablaste de ello en tu instagram) Aún así, aún con el conformismo, pienso que hacer algo es mejor que hacer nada.
Y el segundo, la incoherencia dañina: una acción en pro del bienestar del planeta que desencadena acciones perjudiciales. Por ejemplo, creer que porque reciclamos podemos desechar más. En este caso, en el neto, me parece que el efecto es negativo.
¿Qué piensas al respecto?
Gracias!!! <3
Tus palabras siempre llegan directo a donde deberían llegar Mariana, gracias!!!! Nos das muchos ánimos <3 y herramientas para no caernos y seguir pensándonos nuestras acciones!