Salir de la zona de confort

Salir de la zona de confort

Hace un año compartí una lista con 5 hábitos esenciales para una vida más sostenible. Hoy me uno a varias de mis colegas de Hola eco para invitarte a aplicar diferentes ideas que buscan que la Tierra se celebre de manera cotidiana.

Tengo clarísimo que el día de la Tierra no alcanza: tiene que ser toda la vida, todos los años, los meses y los días (con banda sonora y todo). Por eso lo que quiero compartir no es una acción que sólo vale para hoy, sino una invitación para cambiar nuestra manera de pensar y de ver el mundo que podamos seguir cultivando de ahora en adelante.

Y sé que tampoco alcanzan los esfuerzos de una sola persona… por eso nos unimos desde Hola eco con “Ideas para el día de la Tierra” —nuestra primera publicación colaborativa— para compartir una serie de ideas que abordan la sostenibilidad desde diferentes perspectivas, que se nutren mutuamente y se complementan. Como tiene que ser :-)

Mi idea para el día de la Tierra parece sencilla pero a veces puede ser súper difícil: salir de la zona de confort. Es una sola frase, una sola tarea… da la sensación de que es cuestión de ponerse a ello y se logra. Pero no. La zona de confort está al acecho donde menos lo esperamos, manteniéndonos en una neblina que nos hace creer que todo está bien y que evita que nos movamos a otras zonas… mas incómodas tal vez, pero mucho más interesantes y estimulantes.

Es posible que te preguntes qué tiene que ver la zona de confort con el día de la Tierra, y con la sostenibilidad; la respuesta es: todo. Tiene todo que ver. Estamos como estamos porque nos gusta lo cómodo, lo fácil, lo rápido. Porque una vez resolvemos cómo se hace una cosa, tendemos a repetirla sin preguntarnos nunca más el por qué la hacemos así, o si hay mejores maneras de hacerla. Nos acostumbramos a andar por la vida adormecidos, tragando entero todo lo que nos trae la “tradición” y la “cultura”, contentándonos con el statu quo aunque sea evidente que está de cabezas, y dándonos palmaditas en la espalda por encajar, por ser normales, porque “todo anda bien”.

Y no, no todo anda bien. De hecho muchas cosas andan muy mal, y que no nos toquen directamente o que no las veamos con nuestros propios ojos no les quita importancia ni hace que desaparezcan. Pero ya los medios de comunicación tradicionales están inundados de malas noticias y datos hay de sobra en internet para quienes quieran ampliar información sobre lo que va mal. Yo lo que quiero —hoy más que cualquier otro día— es hablar de lo que podemos hacer bien, de lo maravilloso que es nuestro cerebro cuando lo utilizamos para cosas que van más allá de nuestros intereses personales y lo poderosas que son nuestras manos cuando las ponemos a trabajar en armonía con la cabeza y con el corazón.

¿Qué es la zona de confort?

La zona de confort no es una zona geográfica, sino un estado mental; ese en el que sentimos que tenemos las cosas bajo control y donde no hay estrés ni ansiedad. Suena bien, porque está bien… alcanzar ciertas zonas de confort es absolutamente necesario para no volvernos locos, ¿te imaginas lo que sería estar todo el tiempo en terreno desconocido, caminando constantemente en arena movediza?

El problema es cuando dejamos que esa zona se extienda como un cáncer y colonice todos los aspectos de nuestra vida, poniéndonos a vivir en automático. En automático no hay preguntas, no hay evolución… sólo seguir al rebaño y ser “normal”, aunque lo normal sea lo que está tan mal.

¿Por qué salir de la zona de confort?

Porque la comodidad en ciertos aspectos y momentos es completamente necesaria, como dije antes, para no volvernos locos; estar cómodo está muy bien, es agradable… pero la comodidad es incompatible con el crecimiento, la adaptación, la creatividad y el aprendizaje.

La zona de confort no sólo es peligrosa para el crecimiento personal, sino que es una bomba de tiempo para la vida en el planeta. Estamos demasiado cómodos (y demasiado ocupados) para preocuparnos por nuestro impacto en el entorno. Saber lo que se esconde detrás de los productos que usamos, la comida que compramos o la ropa que nos ponemos es demasiado incómodo, hasta duele… así que lo evitamos a toda costa.

Conectar con el sufrimiento y la vulnerabilidad de otros seres (humanos y animales) nos hace sentir también vulnerables, nos agota. Notar lo compleja que es la realidad y darnos cuenta de que las respuestas fáciles no existen nos genera ansiedad y nos hace sentir pequeños e ignorantes (y a los humanos nos encanta sentirnos grandes e inteligentes).

Y por eso seguimos como estamos: porque todo eso tan incómodo no va con nosotros, queremos seguir comprando lo último en tecnología, la carne más exótica, los quesos más gourmet, la ropa más top y más barata, pero no queremos sentir que tenemos ninguna responsabilidad ni saber cuál es el precio que paga el planeta (y que tarde o temprano vamos a pagar nosotros) para que podamos seguirle el ritmo a nuestros apetitos.

¿Por qué es importante la incomodidad?

Varias personas me han dicho en algún momento que mis comentarios o cuestionamientos pueden incomodar a alguien; que, por ejemplo, ser vegana o evitar al máximo generar basuras me convierte en una “persona incómoda”. Creo que me lo han dicho a manera de sugerencia, como si debiera buscar una manera de encajar mejor… pero a mí no me incomoda ser incómoda. Me gusta y me parece importante —al menos hasta cierto punto— generar incomodidad.

La incomodidad es una herramienta de la naturaleza para decirnos que algo no anda bien. Si me quedo dormida encima de mi brazo y la circulación empieza a fallar, es la incomodidad la que hace que me mueva, evitando que se haga un daño irreversible en los nervios del brazo. Una piedra en el zapato nos obliga a parar para seguir caminando sin aporrearnos el pie. Un pañal sucio hace que el bebé llore para pedir ayuda, así la naturaleza evita que se quede sentado en su propia caca indefinidamente.

Nuestros hábitos más arraigados son profundamente insostenibles. Seguir como estamos es una opción, claro, pero no vamos a llegar muy lejos… y cambiar esas cosas insostenibles es un proceso que necesariamente viene acompañado de incomodidad.

Yo creo que una vida sostenible es una vida entretenida, plena, sensible, provechosa, enriquecedora, inspiradora… pero esos beneficios requieren esfuerzo, y la vida sostenible no se alcanza simplemente sentándose a esperar a que llegue, o a que otros la gestionen por nosotros. No podemos quedarnos esperando a recibir el resultado sin tener que hacer el trabajo duro para obtenerlo.

El mundo está lleno de gente que quiere recoger frutos de árboles que no sembraron.

Pensar en la huella que dejamos en la Tierra puede resultar incómodo, pero es absolutamente necesario. No es una actividad de reflexión para hacer cada 22 de abril y olvidar el resto del año, es una manera de vivir, un hábito que viene conectado no sólo al amor y al respeto por el planeta, sino al “simple” y básico instinto de supervivencia.

Y como a mí me gusta conversar sobre los problemas, pero me gusta más aún pensar en las soluciones, te dejo con mi fórmula para salir de la zona de confort:

Tres pasos para salir de la zona de confort:

1 · Pregunta, pregunta y vuelve a preguntar.

Puede parecer que lo más sencillo de la vida es tragar entero todo lo que nos enseñan, pero cuando uno traga entero siempre tiene el riesgo de ahogarse. Así que de ahora en adelante, ponte a “masticar” toda la información que tienes al frente.

¿Por qué comes lo que comes? ¿Por qué compras lo que compras? ¿Por qué te transportas de X o Y manera? ¿Por qué usas X producto? ¿Por qué trabajas así o asá?

Si encuentras respuestas incómodas, ya sabes que hay algo que anda mal… si no, ¿por qué te iban a incomodar? Si te molesta saber lo que le pasa a los animales para que tú consumas productos de origen animal, plantéate otras maneras de alimentarte. Si te molesta saber lo que pasa en las fábricas de Bangladésh, compra ropa que no venga del mundo del fast fashion. Si te parece preocupante el uso excesivo de los carros particulares, usa el transporte público o sal en bicicleta. Si te preocupa la cantidad de basura que genera la humanidad, busca maneras de reducir tus residuos.

Hacer la vista al lado cuando vemos cosas que nos incomodan es lo más fácil, y por eso estamos como estamos. Hay mucha gente haciendo la vista al lado, cuando a los problemas, para resolverlos, hay que mirarlos de frente y fijamente. Requiere mucha valentía, eso sí… pero tú de eso tienes de sobra, ¿o no?

2 · Experimenta.

Este es el lógico paso a seguir. Una vez identificas algo que no funciona hay que empezar a probar otras cosas que tal vez sí funcionen. Explora, busca alternativas, aprovecha la inmensidad de internet para encontrar propuestas que nutran las ideas que te estás planteando.

¿Cuántas cosas hacemos sólo porque es “lo normal”? ¿Cuántas realmente son parte de nuestras decisiones, de procesos de observación y experimentación propia? Henry David Thoreau decía que lo más importante es abandonar todo lo que nos ha sido impuesto, todo lo que no ha sido verificado por nuestra propia experiencia.

3 · Comparte.

Hablar con otras personas sobre nuestras preocupaciones y sobre la manera en la que estamos cuestionando el statu quo puede ser difícil, pero precisamente por eso es tan importante. Las cosas hay que hacerlas sí, pero después de hacerlas también hay que decirlas, para que otras personas entiendan por qué las hacemos y —posiblemente— se animen a cuestionar y experimentar también.

Piérdele un poco el miedo a la incomodidad, que ya vimos lo importante que es. No podemos esperar generar cambio dentro de la zona de confort, toda la magia pasa afuera de esa zona. Todo lo que has aprendido en tu vida lo aprendiste porque saliste de ese círculo imaginario. Cualquier cosa que hayas logrado y que te haga sentir orgullosa/o necesariamente pasó fuera de la zona de confort. No puede ser de otra manera. Acostúmbrate a salir de ahí más a menudo, y trata de llevar a otras personas contigo en ese paseo por zonas menos cómodas, pero donde se esconden todas las verdaderas posibilidades de cambio.

30 Comentarios

  1. Yve Ramírez

    Querida Mariana, te superas cada día. Qué post tan bonito y qué reflexión tan necesaria. Definitivamente, hace falta salir de la zona de confort, romper el paradigma, como he dicho yo alguna vez.
    Mil gracias por reunirnos en ¡Hola Eco! y en esta primera super colaboración.
    (¡Valió la pena la espera!)

    • No sabes cuánto me alegra que te haya gustado, Yve. Y más me alegra ver lo que resultó de esta colaboración, que obvio será la primera de muchas más (cada vez más organizadas jajaja) ¡Un abrazo! :-)

    • Ay, Marta, me alegra muchísimo que te haya gustado ♥
      Un abrazo gigante ¡y que se vengan más colaboraciones!

  2. Hola!!!!!!!!!!
    Me ha encantado el artículo. Has sabido poner palabras a lo que pienso, ole tú ;)

    EL problema del planeta es que todo el mundo está acomodado a vivir así, porque ” es lo que hay”.Y no se preocupan del mañana “porque el que venga detrás que arree”, piensan que aunque nos estemos cargando el planeta durará los años suficientes para que ellos se mueran de viejos.
    Normalmente se sale de la zona de confort por obligación: te echan del trabajo, se te acaba el dinero, te quitan la casa…. sólo así se te ocurre darle a la cabeza para buscar otros caminos y soluciones.

    Una alegria saber que en el mundo hay gente que le da igual ser incómoda como yo ;)

    Bss

    • ¡Hola Angelita!

      Tienes razón, la salida de la zona de confort suele ser “por las malas”, nos enseñan que hay que evitarla a toda costa… cuando ahí es donde pasan las cosas interesantes. Me revuelve el estómago cuando veo que la gente hace cuentas para ver si les va a “tocar ver” cuando el océano se quede sin peces, o cosas así. Es como “si no me toca a mí, que se joda el resto”. Una pena. Hace falta mucha más empatía.

      Un brindis por la gente a la que le da igual ser incómoda :-) ¡Un abrazo!

  3. Isabel García Miranda

    Qué casualidad! Porque yo estoy en esta situación, acabo de salir de mi zona de confort, mi vida ha sufrido un terremoto y me ha hecho abrir los ojos y ver la realidad que hasta ahora ignoraba, por desconocimiento, por seguir la vida “normal” y darlo todo por hecho. Gracias a mi hija, he visto la terrible realidad de un mundo que pide a gritos un cambio radical. Y, por supuesto, ya nada va a ser como antes. He empezado a cambiar todo mi mundo, dando un pasito cada vez, pero sin perder el ritmo. Mi primer paso fue, en realidad, una gran zancada, ahora soy vegana!!! Cambio de filosofía de vida, con todo lo que conlleva. Pero no puedo parar ahí, ahora soy más consciente del problema de la basura y los tóxicos, sobre todo del plástico, y sé que tengo que actuar y lo hago. Aunque suponga esfuerzo, paciencia e imaginación, vale la pena.
    Gracias por tu artículo, me siento muy identificada con todo lo que dices.

    • ¡Hola Isabel!

      ¡Tremenda zancada! ¡Qué bien! El mundo necesita gente valiente, como tú. Y ese “efecto dominó” traerá puras cosas buenas, te lo aseguro. Cuando empezamos a ser más conscientes de nuestra huella, empezamos a caminar mejor… y eso son puras ganancias. Espero que aquí encuentres muchas cosas útiles para ese proceso, ¡un abrazo!

  4. Hola :)

    Que haya un día para la Tierra me parece hasta sorprendente ya que yo no haría distinción entre la Tierra y los días. Los días existen gracias a que la Tierra existe, por lo tanto, le pertenecen todos los días del mundo mundial. Aunque todo lo que sea para crear conciencia bienvenido sea :) Me alegro!

    Por otra parte, siempre que salgo de mi zona de confort presiento que aumento mi conciencia. Una conciencia que me lleva a amar, no tan solo a mi familia o amigos, sino a todos los seres vivos que habitan en la Tierra. Esta sensación la puedo traducir en una sensación de paz con todo lo que me rodea, felicidad!

    No podemos pretender aumentar nuestra conciencia y evolucionar sin salir de nuestra zona de confort. Aunque ello pueda provocar miedo o conlleve algunas pérdidas. Al final, siempre acabas ganando.

    Excelente blog :) Un placer haberte encontrado.

    Un abrazo y felicidades!

    Marta.

    • ¡Hola Marta! Me gusta muchísimo lo que dices, y estoy 100% de acuerdo contigo. Igual, si el día sirve para generar conversación, pues adelante :-)

      Muchas gracias por tu comentario, tan lleno de reflexión y claridad. Me alegra que hayas llegado hasta mi blog (y ya estoy yo explorando el tuyo). ¡Un abrazo!

  5. ¡Totalmente verdad! Cuántas veces a una le dicen pesado por leer las etiquetas, por preguntar al dependiente, por dar mil vueltas al escojer un restaurante… Y eso que no soy todo lo “pesada” o “incómoda” que creo que debería ser.

    Pero las decisiones meditadas y conscientes, me parecen mucho más satisfactorias. Así que me da igual lo que me digan :P

    Genial artículo y genial iniciativa esta colaboración :)

    ¡Un abrazo Mariana!

    • Jajaja, me pasa igual… la gente me dice que puedo ser pesada, y yo pienso “ayyy… si supieras lo mucho más pesada que puedo ser” :-P

      ¡Un abrazo!

  6. ¡Muchas gracias por este artículo, Mariana!
    Qué maravilla leerlo, qué maravilla entender porqué pican en la piel algunas cosas…
    Yo, por naturaleza, tengo aversión al cambio. Es algo innato en mí, al menos desde que me acuerdo. Pero de un tiempo a esta parte he sentido mucha más aversión a esa sensación de quedarme cómoda en mi sitio, de seguir calentita por miedo a moverme, por miedo a hacer algo nuevo o desconocido. Y al final he hecho cambios en mi vida que me han sorprendido…
    Siempre he aplicado la zona de confort al crecimiento personal, pero es evidente tras leerte que el confort está presente en nuestra responsabilidad en esta Tierra: sí, una gran parte del daño que estamos causando al planeta es por culpa de nuestra zona de confort.
    Recordaré tus palabras cuando me enfrente a alguno de estos cambios sostenibles en los que estoy inmersa.
    Un abrazo, :)

    • ¡Hola Irene!

      Me alegra mucho que te haya gustado, y que haya servido para “conectar” con esa idea del impacto sobre el planeta, y la aversión al cambio. Creo que todos tenemos diferentes actitudes frente al cambio… algunas personas con mayor tendencia a buscarlo, otras con más tendencia a evitarlo. Yo siempre he sido más de buscarlo, me gusta, me estimula… pero también sé que hay momentos en los que la idea de cambio no es tan agradable, o se siente mucho más “amenazadora”.

      Pero en todo caso creo que sí o sí la preocupación por una vida sostenible viene con mucho de esto, de salir de la zona de confort. Estoy segura de que has salido mucho más de lo que crees ;-)

      ¡Un abrazo!

  7. Valeria

    Mariana ¡excelente artículo!! muchas gracias por compartir tanto!! a tomar conciencia y animarse a salir de la zona confortable.
    Saludos desde Argentina
    Vale M

    • ¡Gracias Valeria! Me alegra mucho que te haya gustado :-) ¡Un abrazo!

  8. Cada día te superas querida amiga :-)

    Como dice Daniel H. Pink: “Si estás demasiado cómodo, no eres productivo. Y si estás demasiado incómodo, tampoco eres productivo. Al igual que Ricitos de Oro, no podemos estar ni demasiado calientes ni demasiado fríos”.

    Cada persona ha de encontrar el punto intermedio en el que esa incomodidad provoque una ansiedad manejable; el grado justo que nos ayude a alinear nuestros pensamientos con las acciones reales, es decir, a buscar una incomodidad productiva.

    Una vez que nos aclimatemos a este pequeño nivel de ansiedad… ¡eureka! nuestra zona de confort será un poquito más amplia ;-)

    Así que, retémonos cada día a sacar un piecito fuera de ella.

    ¡Un abrazo enorme!

    • Ay ♥ me alegra muchísimo que te haya gustado.

      Me gustó mucho lo que me compartes de Daniel H. Pink, incluso la idea de Ricitos de Oro” la aplican para referirse a la “zona de confort” en la que está el planeta, la zona de habitabilidad. Y con lo que me dices le veo mucho sentido… hay que encontrar nuestra propia “zona Ricitos de Oro”; lo justo para preguntarnos cosas y estar motivados al crecimiento y al cambio, sin quedar paralizados de ansiedad en el proceso. El reto, como en tantas cosas en la vida, es encontrar el equilibrio :-)

      ¡Un abrazo enorme para ti!

  9. Mary, sencillamente espectacular, qué bien escribes, es claro, puntual, llega al alma, sigue así!

    • ¡Gracias Saraaa! Me alegra mucho que te haya gustado, y más aún que digas que te llega al alma <3

  10. Wow, de verdad que eso de la zona de confort es bien engañosa… Hace mas de 5 años decidí hace cambios substanciales en mi vida: empecé a usar la bici como medio de transporte, me volví vegetariana, me volví Profe de yoga, decidí hacer compost en casa y hacer eco-ladrillos para, supuestamente, ser cero residuos, empecé a vivir sencillamente, tanto que done gran parte de mi ropa y zapatos… Estaba feliz de la consigna de nuestro maestro S.Sivananda “vida simple, pensamiento elevado”… Hasta que fui hace unos días a Barcelona a hacerle visita a mi madre, y aunque eso de la “sostenibilidad” esta de moda y se ve en todas partes, me deje cautivar por el consumo, volví a rellenar mi armario entre cosas de segunda mano y eso que llamas “fast fashion”… En resumidas, llegue un poco perdida y decepcionada de mi misma, ya que la mente siempre tiene excusas y me decía a mi misma: “has contribuido un montón, hay gente que no hace ni la mitad de lo que has hecho, tienes permiso de comprarte esa blusa de 2€ made in Bangladesh”, mi corazón se arrugaba pero esa mente torpe y a la vez poderosa me convenció…
    En fin, mi reflexión es que cuando salimos de una zona de confort, vuelven muchas mas zonas de confort, incluso cuando has recorrido ese sendero arduo de ser el cambio que quieres ver en el mundo… Se necesita disciplina, coraje y carácter para llevar esa linea de conducta de deseamos para nuestras vidas y el planeta… Acá ando pidiendo perdón y sabiendo que cada fracaso es un escalón hacia el éxito…
    Gracias por hacernos reflexionar tanto!! Te admiro y admiro todas tus creaciones!

    • ¡Gracias Laura! Como tú dices, se necesita disciplina, coraje y carácter. Hacer cambios en nuestro comportamiento está bien, pero deben nutrirse de verdaderos cambios en nuestra manera de pensar y ver el mundo, para que tengan el impacto que queremos. Todo eso que me cuentas son aprendizajes, lo importante es que lo veas así y que uses esa experiencia para construir otras cosas, y para evitar caer de nuevo en esos hábitos y comportamientos que ya has cuestionado antes. ¡Saludos!

  11. gustavo cano

    Junio 18 del 2016

    Gracias por tu articulo, hay situación que hay que asumir en la vida, y cuando escribes es para transformar a otros eso es maravilloso, despertar la capacidad creativa del ser Humano
    que sigas despertando la capacidad creadora y ver la vida desde otras posibilidades de muchos seres, un saludo fraternal para todos y éxito en sus actividades .

    • ¡Muchas gracias Gustavo! Qué bonito lo que me dices, un abrazo para ti también.

  12. Hola.

    Me gusta mucho como escribes, inspiras a otras personas y hace una bonita labor, un abrazo.

  13. Debora

    Gracias Mariana por seguir inspirandome tanto !! Hace poco estoy en este camino, pero siento que con fuertes raices. Tengo un llamado interno muy grande por contagiar a mi alrededor los cambios saludables y sostenibles que estoy experimentando primero por mi misma. Este articulo es impecable y motivador, por favor sigue en este camino ayudandonos. GRACIAS,GRACIAS,GRACIAS !!!!

    • ¡Hola Débora! Qué bueno saber que encuentras motivación en estas cosas que escribo :-) Espero que sigas apostándole a ese “llamado interno”, pues creo que la manera más bonita de vivir es precisamente alineándonos bien con las cosas que sentimos. Tener la cabeza, el cuerpo y el corazón apuntando para el mismo lugar.

      Gracias a ti por pasar por aquí a leer. ¡Un abrazo!

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