Ya es mucho lo que se ha comentado sobre los atentados en París, y también sobre el posterior bombardeo francés a Siria. Yo no estoy suficientemente enterada sobre asuntos históricos y bélicos para compartir una opinión responsable con respecto a lo que ha pasado… así que no es de eso de lo que voy a hablar. Pero sí voy a aprovechar el marco de esas dos noticias para hablar de algo que tienen en común.
De lo que voy a hablar es de un mal que no es nuevo, que se manifiesta de manera cotidiana (aunque por lo general lo pasemos por alto), que se ha hecho particularmente evidente en los días subsiguientes a los ataques en París y del que casi todos —¿o todos?— somos víctimas: la compasión selectiva.
La compasión, según la RAE, es un “sentimiento de pena, de ternura y de identificación ante los males de alguien”. La expresión compasión selectiva habla por sí misma: hacemos (de manera consciente o inconsciente) una selección de las personas/seres/causas que “merecen” nuestra compasión, y dejamos pasar todo lo demás. Hasta cierto punto es algo normal —y diría yo que a veces hasta sensato— pues preocuparnos por todos los males del mundo con la misma intensidad sería un quebradero de cabeza, y estaríamos todos en un camino seguro hacia la locura; sin embargo no puedo evitar sentirme incómoda ante el evidente filtro que hemos aplicado colectivamente a los hechos recientes, compartiendo mensajes de solidaridad con los parisinos y cubriendo nuestras fotos de perfil con banderas de Francia mientras ignoramos atrocidades similares que sucedieron casi al mismo tiempo en otras latitudes.
Y no es la única situación en la que he sentido esta incomodidad; para poner otro ejemplo, en julio de este año las redes sociales se vieron inundadas con imágenes, enlaces y mensajes de indignación que hacían referencia al asesinato de un león del Parque Nacional Hwange en Zimbawe. Cecil, el león, despertó toda la indignación y la compasión que difícilmente despiertan las vacas, cerdos, gallinas y otros animales “de granja” que son asesinados cada minuto, o incluso otros leones que simplemente no son célebres.
¿Por qué? ¿Por qué son más “nuestros” los parisinos que los beirutíes? ¿Por qué nos duelen más los leones —célebres— que las vacas? Yo no sé la respuesta a estas preguntas, pero supongo que al menos algo tiene que ver con la percepción —siempre subjetiva— de belleza (al león se le ve como un animal majestuoso, a la vaca directamente como un producto), con la fama (cuando pensamos en París se vienen a la mente un montón de imágenes idílicas aunque nunca hayamos estado ahí, pero cuando pensamos en Beirut difícilmente podemos hacernos una imagen mental), con cuestiones culturales, con lo que nos cuentan los medios y con lo que nosotros elegimos leer.
Pero bueno, yo no quiero —ni tengo por qué— juzgar a nadie. Tenemos el derecho de indignarnos, afligirnos y hacer duelo cuando sintamos que así es necesario; pero vale la pena tener en cuenta que la compasión selectiva es un mal que puede tocar todos los rincones de nuestras vidas y agarrarnos por sorpresa cuando menos lo esperamos, incluso a quienes creemos estar evitando sus tentáculos. Por eso no me quiero extender más analizando las raíces del problema (que tampoco sabría como hacerlo) sino que quiero hacerte un invitación. No solo a ti… quiero hacerme una invitación y extenderla a toda la humanidad:
♡
♡ Hagamos que crezca ♡
♡ nuestro círculo de empatía ♡
♡
Yo creo que no sólo es posible, sino necesario y urgente. Somos muchos seres vivos sobre este planeta, y los humanos actuamos con frecuencia como si estuviéramos solos, como si el resto de los animales hubieran sido puestos aquí para que los explotemos como más cómodo nos resulte. Y está claro que esa lógica no sólo se la aplicamos a los animales: también tenemos la capacidad de acabar con poblaciones humanas, de infligir torturas y horrores a otras personas cuando se “cruzan” en el camino de los objetivos egoístas de unos cuantos. No tiene sentido lo que nos estamos haciendo. Estamos poniendo fronteras en las fronteras, cuando somos sólo unos de los tantos afortunados habitantes de un planeta diverso, maravilloso, poblado de seres que se relacionan entre sí de maneras que dudo que algún día lleguemos a comprender. Todo interconectado, todo interdependiente.
La dignidad no es un asunto privado, porque nuestra vida está tan entrelazada con la de los otros que la dignidad privada es imposible.John Holloway
A mí me duelen tanto los muertos de París como los de Beirut, los de Yola y los de Colombia. Sus familias también sufrieron por igual, sin importar el idioma que hablan, la ropa que visten ni lo “bonita” que sea su ciudad de origen. Me duele tanto la muerte de Cecil como la de los miles de millones de vacas, cerdos, gallinas y peces que nunca tuvieron nombre, porque nunca fueron importantes para nadie. Cada uno de ellos valoraba su vida tanto como tu perro, tu gato o tú misma/o, ninguno quería morir. En nuestro enorme-pequeño planeta las cosas que le pasan a un solo ser vivo nos están pasando, por extensión, a todos.
Desearía saber de qué otras maneras puedo poner de mi parte para evitar que esto siga sucediendo, para evitar que sigamos acabando con nosotros mismos. Por lo pronto te comparto mi urgente invitación —con la esperanza de que la compartas también— y que seamos cada vez más quienes queremos hacer crecer nuestro círculo de empatía.
Y es que ser empático y solidario con nuestros amigos y familia, con nuestros animales y con quienes nos caen bien es muy fácil… la verdadera prueba consiste en aprender a ser empáticos y solidarios con aquellos a quienes no conocemos, con las personas a las que nunca les hemos visto (ni les veremos) la cara, con los animales que ni siquiera sabemos que existen y también con aquellos que, a pensar de sus propios deseos, son forzados a convertirse en productos para que podamos mantenernos inmóviles en nuestra zona de confort.
Para cerrar, te dejo con este texto extraído del libro “La trama de la vida” de Fritijof Capra:
“A medida que se desarrolla el siglo XXI, es cada vez más evidente que los principales problemas de nuestro tiempo —energéticos, medio ambiente, cambio climático, seguridad alimentaria, seguridad financiera— no pueden entenderse de manera aislada. Son problemas sistémicos, lo que significa que están todos interconectados y son interdependientes. En última instancia, estos problemas deben ser vistos como diferentes facetas de una sola crisis, que es en gran medida una crisis de percepción. Se deriva del hecho de que la mayoría de las personas en la sociedad moderna, y especialmente nuestras grandes instituciones sociales, se suscriben a una cosmovisión obsoleta, una percepción de la realidad insuficiente para hacer frente a nuestro mundo superpoblado y globalmente interconectado.”
La verdad es que nos hace falta mucha más empatía en todos los ámbitos de nuestra vida… Menos mal que hay gente como tú que lo ve y que seguramente hace algo al respecto (aparte de esta entrada). <3
Empatía es una palabra muy bonita, ¿no? Volviendo a remitirme al diccionario, dice que es la capacidad de identificarse con alguien y “compartir sus sentimientos”. Como tú dices, nos hace falta compartir los sentimientos de los demás en todos los ámbitos de nuestra vida. Muchas gracias por pasarte por aquí a leer :-) ¡Un abrazo!
Que alegría de verdad haberme topado con tu blog en la vida. Pequeño actos de amor, que nos permitan conocernos cada vez unos a los otros. Siempre he pensado que siendo algo tan difícil sentir empatía por gente con la convives a diario, globalizar el sentimiento es una tarea titánica.
Pero una tarea que merece la pena y por que no hacerlo un Leitmotiv de vida.
En medio de toda esta locura de tweets y noticias, es un bálsamo leer a gente que escribe tan bonito como tú. :)
P.d: gracias por responder el mail!! El finde te comento :)
Ay Ori, qué bonito lo que dices :-)
A mí me alegra mucho que te hayas topado con mi blog, y así poderme haber topado yo con el tuyo también. Gracias por leerme.
Espero tu respuesta en el correo, ¡un abrazo!
Mi blog favorito. Muy inspirador. Muchas gracias Mariana!
¡Gracias a ti Lucía! Qué bueno que te sientas inspirada con las cosas que escribo ♥
¡Un abrazo!
Muy buena la reflexión, yo pienso que cuando la compasión es selectiva en el fondo no es COMPASIÓN, es otra cosa. Los alemanes no se sentían identificados con los gitanos, los árabes, los homosexuales, los judíos … que morían en los campos de concentración (evidentemente no me refiero a todos los alemanes, pero si a los que votaron y apoyaron a Hitler que fueron mayoría) . Es lo que está pasando ahora, estamos legitimando el exterminio de un grupo de personas, porque no sentimos compasión por ellos. Estamos perdiendo la HUMANIDAD y el NORTE. Solo entenderemos a las víctimas cuando decidan que nosotros también somos prescindibles, espero que
despertemos antes…
Sí… lamentablemente (como tú lo dices) en muchos casos la única manera de entender a las víctimas es cuando pasamos a ser una. Por eso creo en la importancia de la empatía, de compartir los sentimientos de los demás y darles valor aunque no sean nuestros. A mí me gusta creer que es posible despertar a tiempo. ¡Un abrazo!
Encantada con tu propuesta. Encantada con tu blog es poco. Encantada de la forma con la que transmites las cosas. Excelente reflexión.
Y comparto totalmente tu punto de vista, pensando también que es más difícil de lo que uno imagina pero que se puede, se puede sentir empatía por cualquier ser vivo que habita esta bella tierra.
Es un gusto leerte. (Siempre lo hago, dejar un comentario es cosa aparte)
¡Cariños!
Linda Chiara :-) Me alegra que te guste lo que escribo, y que lo compartas. Lo de la empatía puede parecer difícil, pero una vez empiezas a ampliar el círculo te das cuenta de que los límites que ponías estaban todos en tu cabeza. Sí que se puede.
¡Un abrazo!
Una hermosa y realista reflexión que me permito compartir por Facebook.
Felicidades también por los Bitácoras.
¡Hola Suzanne! Me alegra mucho que te haya gustado, y que te hayas animado a compartirlo. Un abrazo, gracias por las felicitaciones y por pasarte por aquí a leer :-)
Hay tanto que decir al respecto…
Primero que todo gracias por esto, por hacer un esfuerzo tan lindo para ayudarnos a todos a dejar de hacernos daño.
Segundo te cuento que hoy mismo haré crecer mi círculo de empatía gracias a tu post y lo compartiré en facebook, tengo un par de amigos que sé que lo leerán.
También quiero mencionar que los niños rara vez tienen esa compasión selectiva, y más bien la desarrollan con el tiempo; Tal vez buscar estrategias para evitar que pierdan esa “empatía universal” que tienen sea más efectivo, aunque estoy seguro de que cualquier persona la puede recuperar.
Por último me gustaría señalar que me hiciste recordar una canción que escuchaba mucho cuando era niño, el coro dice así:
“Es un planeta azul
con mares y montañas,
con bosque, cielo y seres como tú…
Es un planeta azul
que vuela en el espacio
y no lo habitas sólamente tú.”
Gracias de nuevo, leer este blog me alegra el día.
Diego, muchas gracias a ti por leer lo que escribo, por decirme cosas tan bonitas y por compartirme el coro de la canción. Tu mensaje me alegró el día a mí, ¡un abrazo!
Mariana!, estoy asombrada por tu blog, provoca leerlo!, hermosa reflexión Compasión y Empatía, aceptación del otro y la manera como observa su vida. Me inspiras a creer y confiar.
¡Gracias Paula! No sabes cuánto me alegra leer esas cosas tan bonitas que me dices ♡
Espero que lo que comparto te siga inspirando a creer y confiar, pienso que ahí está la base del cambio que debemos generar, para vivir de manera más equilibrada en este planeta tan bello que tenemos. ¡Un abrazo!
Quisiera creer que es posible, pero cuando veo muchas veces que ni siquiera encontramos el sentido de empatia en nuestro propio circulo social, me defraudo; porque a pesar que quieres explicarlo y hacerlo sentir, tus buenas intenciones caen en oidos sordos, en mentes cegadas, en almas aletargadas.