Alerta de spoiler: al final todos moriremos

Alerta de spoiler: al final todos moriremos

¿Te ha pasado que alguien llega y comenta el final de una peli que querías ver, arruinándolo todo? Bueno, eso es lo que se conoce como un spoiler. Y por eso en el mundo de la web (y especialmente de los foros sobre cine o series de tv) se volvió cuestión de etiqueta anunciar un potencial spoiler, y así otros lectores pueden evitar arruinarse la trama o el final de sus historias favoritas.

Afirmar que todos vamos a morir difícilmente le arruina la trama de la película a alguien. Todos sabemos que algún día moriremos pero por lo general no sabemos ni cuándo ni cómo… la vida disfruta el suspenso. Sin embargo esa frase, la de “al final todos moriremos”, se suelta a veces como si se tratara de una revelación mística y especial que el resto de la humanidad no ha considerado. Y claro, es que muchos humanos tenemos una relación más bien rara con la muerte… pero esa idea queda en remojo, por el momento voy a pasar a otra cosa.

Hace un par de días una noticia empezó a inundar mi feed de Facebook. Primero la empezaron a compartir algunas páginas de veganismo y derechos de los animales y de un momento a otro se empezó a extender como un virus; me llegaron correos, mensajes privados, la compartieron Semana, El Espectador y básicamente todos los medios de comunicación que sigo en las redes sociales. La OMS había dejado caer una bomba: un estudio que afirma que hay una relación entre el consumo de carnes rojas y procesadas y el desarrollo de cáncer.

Millones de personas pusieron el grito en el cielo (hay hasta gente haciendo memes), y —por supuesto— los pesos pesados de la industria cárnica salieron al ruedo todos indignados, defendiéndose y afirmando que la OMS (Organización Mundial de la Salud… o sea, básicamente una entidad que EXISTE para preocuparse por la salud de la gente) ha sido “irresponsable” y que “hay otras variables a considerar”. Nada de eso nos debería sorprender; ni que el consumo de carne esté ligado con el desarrollo de cáncer (que la pura verdad es que esa no es noticia nueva) ni que la gente que se lucra vendiendo carne esté en “ligero” desacuerdo con lo que afirma ese estudio; a fin de cuentas, se metieron con lo que más le duele a la mayoría de empresarios: el bolsillo. ¿A quién deberíamos creerle?

Pero volvamos al asunto de la muerte…

Me ha parecido curioso ver que muchísimos comentarios que deja la gente en las diferentes publicaciones que abordan la noticia se parecen tanto. Se pueden resumir así: “voy a seguir comiendo carne, porque al final todos moriremos”.

No es una frase nueva para mí ni para nadie, es la justificación clásica que se usa para seguir haciendo algo que se sabe que es nocivo; un par de veces incluso me la han “lanzado” como a manera de crítica, algo como “¿y para qué te preocupas por tu salud si al final todos moriremos?” “¿Para qué cuidar lla Tierra si al final todos moriremos?”. ¿En serio? ¿Se supone que esa es una justificación decente?

No me cabe duda de que hay gente que hace hasta lo inimaginable por retrasar tanto como sea posible la llegada de la muerte, que cambia radicalmente su dieta y su estilo de vida todo con el fin de tener una vida más larga. No me parece que haya nada de malo en eso, sin embargo las cosas que YO he cambiado de mis hábitos poco y nada tienen que ver con evitar MI muerte. Yo sé que voy a morir y tengo clarísimo que puede pasar en cualquier momento. Me puede caer otro rayo (¿te conté que una vez me cayó uno? bueno… no directamente, pero casi), me puede dar un infarto, me puede dar cáncer por el humo de segunda mano, me puede atropellar un carro, me puede matar alguien para robarme el celular, me puede atacar una enfermedad nueva y desconocida acabada de llegar de otro planeta o se puede abrir una grieta en el pavimento y tragarme y llevarme a morir calcinada en el fuego del centro de la tierra. O me pueden pasar todas al mismo tiempo (¿pueden?). No sé. Lo que sí sé es que “al final todos moriremos” es una excusa muy floja… y hasta la gente que la utiliza mira a los lados antes de cruzar la calle.

Y bueno, la gente que deja esos comentarios en las publicaciones sobre el estudio de la OMS tiene un punto, hay que reconocerlo… muchas cosas dan cáncer, muchas cosas nos enferman y mucha gente se inventa relaciones absurdas entre cosas y enfermedades. La vida, todo lo que hacemos y dejamos de hacer, todo nos va llevando —lenta o rápidamente— al mismo lugar: la muerte. A mí me gusta cuidarme pero eso es más bien una consecuencia de aprender a cuidar la Tierra y de preocuparme por la vida de otros seres humanos y de otros animales… y estoy lejos de ser una obsesiva de las cosas saludables. Por ejemplo, me gustan las Oreo (que son veganas pero probablemente son una bomba de cosas no tan chéveres para el cuerpo) pero no las consumo casi nunca porque vienen en un empaque que no se recicla y no se biodegrada.

 

"Al final todos moriremos"

 

¿Qué pienso sobre el informe de la OMS? Pues me alegra que lo hayan publicado, no lo puedo negar. Me da mucha curiosidad ver qué artimañas y tejemanejes se inventan los empresarios del mundo de las carnes para recuperar su parcialmente herida “buena honra”. Creo que se vienen unos meses interesantes. Y también me da un poco lo mismo… puede ser que mucha gente se preocupe por reducir su consumo de carne, pero lo más seguro es que a la mayoría la determinación les dure apenas unas pocas semanas y vuelvan a caer redondos ante sus chuletas y sus trozos de tocino. Y es que así venimos siendo: nos cuesta pensar en el largo plazo, y el cáncer siempre se ve como algo lejano y ajeno hasta que deja de ser lejano y ajeno. Si el informe hubiera encontrado una relación entre el consumo de carne y la impotencia, la caída de pelo, la aparición de arrugas en la cara y celulitis en las piernas, creo que la gente se sentiría más motivada a cuestionar sus hábitos. No habría “al final todos moriremos” que valga, porque nos pegaría donde más nos duele: en el ego.

Hace 9 años la ONU publicó un documento que muestra la estrecha relación que existe entre la ganadería, el cambio climático y el deterioro del planeta. No lo vi salir en las noticias. Conozco a muy pocas personas que lo hayan oído nombrar y a ninguna que lo haya leído. Y es que así venimos siendo: nos cuesta trabajo pensar en algo que no seamos nosotros. Sospecho que el informe de la OMS está generando tanto revuelo porque a pesar de que no nos toca el ego, sí nos habla directamente al oído: “Hey, tú. Si tú, con la hamburguesa en la mano… te vas a enfermar mucho si sigues comiendo eso”. Ya no son los millones de animales silvestres que mueren calcinados en los incendios que se hacen para ampliar pastizales para el ganado, ni los osos polares famélicos debido al cambio en su hábitat, ni los miles de niños que se mueren de hambre porque la proteína más barata del mundo (y que podría alimentar a muchos más) se usa para alimentar a la proteína más cara (que alimenta a muchos menos). No, ahora somos nosotros.

Ya sé, ya sé… siempre hemos sido nosotros; los animales silvestres, los osos polares, el agua, los niños con problemas de nutrición… todo eso nos concierne, todo eso somos nosotros, ¡pero es que nos cuesta tanto trabajo entenderlo!

Para mí la cosa es así: hay tantas, tantas, pero tantas razones por las que comer carne es —como mínimo— cuestionable que nos debería dar igual si da cáncer o no. Ya hay suficiente evidencia del daño que nuestro apetito por los productos de origen animal le está haciendo a nuestros vecinos animales, a otros seres humanos y al planeta. ¿Acaso eso no es motivación suficiente? Sí, todos vamos a morir. ¿Pero desde cuando es esa una justificación para no cuidarnos un poco? ¿Para explotar sin límites y torturar a otros seres vivos ? ¿Para convertir al planeta un potrero cuasi-estéril y maloliente?

“Cada quien hace con su vida lo que quiera”, dirán algunos. Y yo estoy de acuerdo: cada quien tiene “derecho” a matarse como quiera… mientras no esté matando o hiriendo a otros en el proceso, y mientras no le esté pasando por encima a los derechos de otros seres vivos ni ignorando el derecho básico que tienen las futuras generaciones humanas a nacer en un planeta viable. Como dice Ray Anderson en su charla de TED:

“… el robo es un delito. Y robarle el futuro a nuestros hijos algún día se considerará como un crimen.”

Si acaso hay gente que de verdad piensa que “al final todos moriremos” es una justificación válida para cualquier cosa, tienen infinidad de maneras de producirse cáncer y otros miles de enfermedades… y la mayoría no requieren el confinamiento, la tortura y la muerte de un ser sintiente. Es más: para ahorrarse “incomodidades” pueden directamente dejar de mirar a los lados antes de cruzar la calle (estoy segura de que no lo harán… es muy fácil cacarear, pero otra cosa es poner el huevo).

Me encantaría ver un momento en el que mucha gente deje de comer carne por cuestiones que vayan más allá de su peso o de su propia salud (que no digo que no sean razones válidas, pero no dejan de ser razones que salen de mirarse el propio ombligo), y que colectivamente empecemos a considerar el impacto de nuestro apetito en la vida de OTROS animales (¿me alcanzará la vida para verlo?). Cambiar de hábitos por salud suele despertar solidaridad, apoyo y hasta admiración en otras personas. Curiosamente, dejar de consumir productos de origen animal por razones que no sean motivadas por el propio bienestar casi siempre trae, a manera de bonus track, un par de costales de burla y/o resentimiento por parte de quienes nos rodean. Los humanos somos animales con comportamientos muy raros.

No sé si el informe de la OMS va a hacer que mucha gente deje de comer carne… lo dudo; es demasiado inconveniente para enfrentar algo que no es inmediato; el futuro siempre parece lejano, al planeta lo van a salvar otras personas y “al final todos moriremos”.

Sin embargo estaré observando con atención lo que pase en estos días. Seguro se vienen unos cuantos mega-combos de campañas promoviendo el consumo de carne, asustando a la gente con supuestas deficiencias alimenticias, atacando cualquier otro hábito (recuerda: “todo” produce cáncer), restándole credibilidad al estudio de la OMS, descuentos en los supermercados, chuletas 2×1, #odioalosveganos, #loscavernícolascomíancarne, #losleonescomencarneynotienencáncer, #lasvacasdominaríanelplaneta, #novivesdeensalada, #hitlereravegetariano, #elcáncernoexiste, #jesuisbacon, etc, etc, etc.

Yo propongo algo… ¿qué tal si empezamos a preguntarnos cosas por el bien de los demás (otros humanos, otros animales, las futuras generaciones), a pesar de que “al final todos moriremos”? Como dicen por ahí:

“Una sociedad se hace grande cuando los ancianos plantan árboles aún sabiendo que no serán ellos quienes disfruten su sombra.”