Una de las cosas que más me ha hecho feliz de haber aprendido a hacer leche de almendras es que encontré una alternativa para uno de mis postres favoritos: el arroz con leche.
No soy muy fan de la leche de soya, y no se me ocurría de qué manera podía lograr una receta similar, que quedara tan rica como la original… hasta que encontré esta receta. Le hice un par de ajustes y debo decir que quedó maravilloso (por eso el título, modestia aparte). El arroz con leche me gusta ahora aún más de lo que me gustaba antes, porque puedo prepararlo sin abusar de la maternidad de otros animales. Aquí hay una foto de un ternero tomando leche de su mamá, como debe ser.
Para hacer arroz con/sin leche necesitas:
- 4 tazas de leche de almendras, nueces, coco, soya, maní… o cualquier leche vegetal, realmente (aunque recomiendo que no se use leche casera de avena, pues debido a la cantidad de almidón hace que esta preparación quede como un engrudo).
- 2 taza de agua
- 1 taza de arroz
- 1/2 taza de pulpa de almendras de la que queda de hacer la leche (opcional, pero a mi me gusta porque le da una textura rica y porque aprovecho la pulpa)
- 5 cucharadas de panela en polvo (se puede reemplazar por azúcar o stevia. Puede ser más cantidad, para que quede más dulce)
- La cáscara de una naranja
- Extracto de vainilla
- Canela y pasas para servir (opcionales)
Primero debes lavar el arroz, y ponerlo en una olla mediana con una taza de agua a fuego medio. Deja que el agua hierva, revolviendo con frecuencia. Cuando el agua casi se haya secado añade una taza de leche de almendras, la panela y la vainilla (unas cuantas gotas, no muchas para que no quede muy fuerte). Pásalo a fuego bajo y revuelve con frecuencia para evitar que se pegue.
Cuando esté espeso y se haya absorbido casi toda la leche, añade otra taza de agua y añade la pulpa de almendras. Añade también la cáscara de naranja (¡lava muy bien la naranja antes de pelarla!), esto le da un sabor y un aroma deliciosos.
De nuevo, cuando esté espeso, añade otra taza de leche de almendras. Revuelve bien. Cuando espese de nuevo añade otra taza de leche. Básicamente el secreto es estar muy atenta en la preparación, para ir añadiendo cada taza de almendras en su momento. Se debe dejar una taza para el final.
Cuando esté espeso de nuevo, prueba para asegurarte de que el arroz está lo suficientemente suave. Si le falta, puedes añadir un poco de agua o leche de almendras si tienes de sobra (recuerda que es necesario reservar una taza para el final).
Una vez esté listo, retira las cáscaras de naranja (hay que sacarlas TODAS porque si queda alguna hace que el arroz se dañe más rápido) y añade la última taza de leche de almendras para mejorar la consistencia. Dependiendo de cómo te guste puedes servirlo inmediatamente con las pasas y la canela, o esperar a que se enfríe. ¡Y listo!