Charlando con Alden, de EcoCult

Charlando con Alden, de EcoCult

Amo internet, pero sé que es como un barril sin fondo lleno de información, en el que se encuentran tantas cosas maravillosas como horrorosas, tanta información útil y valiosa como datos falsos o irrelevantes.

Para mí, como supongo que para la mayoría de los humanos que lo usamos, internet ha sido al mismo tiempo una herramienta magnífica y un dolor de cabeza… eso último especialmente cuando quiero encontrar información bien documentada que además sea “digerible”. Por eso siempre me alegro tanto cuando encuentro una página web o un blog en el que se nota que se apuesta por hacer un buen mix entre síntesis —ojo, no confundir con sobresimplificación—, el pensamiento crítico, la cuidadosa revisión de los datos presentados y el buen diseño.

Hace un par de años me encontré con EcoCult, un blog donde ese mix de cualidades tiene un muy buen balance. El contenido me encantó, me quedé leyendo horas y horas, y terminé por suscribirme a su newsletter para seguir recibiendo información sobre nuevas publicaciones del blog. Nunca pensé que esa newsletter iba a llevarme en algún momento a estar sentada con Alden, la autora del blog, conversando en un restaurante en Medellín… pero así fue. Así es internet ♡

El blog de Alden es una de mis fuentes favoritas de información sobre moda sostenible; me gusta mucho su perspectiva sobre este tema y soy muy fan de la manera en la que comunica sus ideas e inquietudes, y de su riguroso trabajo de búsqueda y documentación (aunque no siempre estoy 100% de acuerdo con las cosas que plantea… o bueno, tal vez precisamente por eso). Cuando supe que estaba en Medellín, no quise desaprovechar la oportunidad de charlar un rato con ella e invitarla a esta sección de mi blog, para que tú también la conozcas un poco más.

Para darte un poco de contexto: Alden es bloguera y periodista, además de escribir en su propio blog, escribe para Glamour, Quartz, Newsweek, Fast Company, Rodale’s Organic Life, Refinery29, y Racked. Vivió en Nueva York desde 2009, pero este año decidió viajar por tiempo indefinido con su esposo, para conocer el mundo y para conocer de cerca proyectos que trabajan en moda y turismo sostenible. Una de las razones por las que me gusta tanto lo que comparte es que —al igual que yo— Alden está convencida de que el cambio personal es solo el primer paso, y es necesario que nos movamos a otras esferas, para generar cambio también en el ámbito industrial y gubernamental. Además, también promueve la idea de que para tener un estilo de vida más sostenible hay que apostarle al progreso y no a la perfección.

No me extiendo más, te dejo con la entrevista.

Alden Wicker

M: Sé que en tu caso, como en el mío, el interés por la sostenibilidad viene en gran parte de la educación que recibiste en la infancia. Cuando a mí me preguntan qué generó mi interés en este tema no sé bien qué contestar porque siento que ha sido algo que ha estado conmigo desde siempre, pero sí puedo identificar algunos momentos de la vida que me “empujaron” a hacer que ese interés se manifestara de manera más concreta. ¿Cuáles dirías tú que han sido esos temas o momentos que te han llevado a interesarte más por la sostenibilidad?

Alden: Bueno, la educación definitivamente fue esencial. Desde chica fui muy buena lectora y leía todo lo que me encontrara en mi casa, incluyendo Newsweek y Time, así que de alguna manera empecé a ser consciente desde una muy temprana edad de diversos problemas del mundo. Cuando tenía más o menos 11 años leí sobre el excesivo uso de petróleo, aprendí que era un recurso no renovable, y aprendí también que el plástico estaba hecho con petróleo… así que desde que tenía 11 años para mí era evidente que tenía que evitar usar bolsas de plástico.

No fue una sola cosa la que despertó este interés, en todo caso. He sido una persona muy orientada a resolver problemas, así que cada vez que me enteraba de problemas relacionados con el medio ambiente me ponía a pensar en cómo podría ser yo parte de la solución. Y para mí esa actitud siempre tuvo sentido: si mi entorno está siendo destruido, al menos algo debo poder hacer yo para resolverlo.

¿Cuál dirías que han sido tus principales desafíos emocionales en este proceso de querer vivir de manera más sostenible?

¡Qué buena pregunta! En mi caso ha sido la culpa. Por supuesto esa no es una sensación motivante, pero creo que para quienes queremos vivir de manera más sostenible es algo que siempre está ahí. No creo que sea de mucha ayuda sentirse culpable pero igual me siento así, porque al fin de cuentas soy humana. En este sistema que hace tan difícil que seamos sostenibles, tenemos básicamente tres opciones: puedes intentar lo más que puedas y fallar igual, y estar en paz con eso, o puedes intentar lo más que puedas y fallar igual, y darte golpes en la espalda a ti misma/o por eso, o puedes hacer un buen esfuerzo sin perder la cabeza, y usar parte de tu energía en cuestionar y tratar de generar cambio en el sistema completo.

Mucha gente se enoja conmigo cuando digo cosas como “oye, por cierto, el hecho de que compres esta marca o la otra no está moviendo la aguja para ningún lado”. Me dicen “pero todos podemos hacer nuestro cambio personal y además ser activistas” y sí, eso es verdad, pero también hay que tener en cuenta que tenemos recursos limitados, tiempo limitado, energía limitada… y por lo tanto nuestro esfuerzo individual no es suficiente. Creo que lo que más me molesta es que hay muchas personas que piensan que para ser activista frente a una causa tienes que ser “perfecto”, y claro, parte importante del proceso consiste en cuestionar nuestras propias acciones y ajustarlas a esos ideales que estamos buscando, pero por mucho que nos esforcemos nunca llegaremos a un punto que sea perfecto.

Exigirle a los activistas que sean perfectos para que puedan dedicarse a una causa lo único que hace es retrasar el movimiento, porque entonces hay gente que siente que no puede movilizarse por un determinado tema hasta que no lo tenga 100% resuelto en su vida personal. Y así entonces excluyes a la mayoría de la población, gente que quiere hacer las cosas mejor, pero que todavía no están viviendo a la altura de estos ideales (que en todo caso casi siempre son imposibles).

Me gusta mucho que hayas mencionado esto, porque de hecho una de las ideas que he querido promover a través de mi blog es la del activismo imperfecto, para ayudar a las personas a ver que el hecho de que no tengan vidas personales “perfectas” desde la perspectiva de sostenibilidad no es una excusa para no mirar más allá de la esfera personal.

Claro. Es como cuando alguien me dice, por ejemplo, “cómo puedes decir que quieres ser sostenible si viajas en avión”… cuando el hecho de que yo viaje en avión no significa que no me importa el impacto que genera. Yo quiero vivir en un mundo en el que puedo viajar, donde todo el mundo pueda viajar sin que eso signifique que ya no nos podemos preocupar por el medio ambiente por estar haciendo algo que tiene una huella ambiental (porque todo tiene una huella ambiental). También quiero vivir en un mundo en el que haya un sistema organizado de impuestos de carbono, donde tengamos que pagar más por las cosas que generan un impacto ambiental mayor.

Me gustó mucho tu artículo en el que cuestionas el consumo responsable¹, y de hecho ese artículo generó una interesante discusión con mis colegas de Hola Eco. ¿Cómo lidias tú con ese tema, para no perder la esperanza al darte cuenta de que tus acciones personales suman, pero no son suficientes?

He cambiado muchísimo mi enfoque en las cosas que escribo y comparto, he pasado de escribir cosas como “estas son 10 cosas que puedes hacer para generar menos basura” a escribir “este es un problema que debes entender como ciudadana/o”. Son dos maneras muy diferentes de enfrentarnos al mismo tema… y es que la diferencia no está tanto en si eliges esta camiseta o la otra camiseta, sino en cómo comprendes la problemática que hay detrás, cómo puedes apoyar el trabajo de organizaciones que están trabajando para resolver esos problemas. Eso es lo que me sigue motivando.

Alden Wicker

¿Qué hizo que te interesaras específicamente en la moda sostenible?

¡La alimentación! Cuando terminé la universidad, todo el movimiento en torno a la alimentación se estaba fortaleciendo mucho, empecé a leer a Michael Pollan, leí Food Inc, Fast Food Nation, y eso me llevó a pensar de manera holística y a pensar “bueno, si es importante preguntarme de dónde viene mi comida, seguramente también es importante que me pregunte de dónde viene mi ropa”.

No tenía ni idea de los problemas que existen con la industria de la moda, solo supuse que era importante que nos preguntemos de dónde viene todo, y que la moda debería ser parte de eso. En ese momento recién estaban empezando a aparecer propuestas interesantes de moda sostenible, apenas estaba empezando a haber buenas alternativas para comprar prendas con producción más responsable y suficientemente bellas, de las que dan ganas de comprar y usar.

¿Cuál dirías que es el principal mito o idea errada que solemos tener en torno a la moda sostenible?

Voy a ser totalmente honesta contigo, porque sé que eres vegana, pero para mí una de las ideas más erradas es la de que si una prenda es vegana entonces es más “amigable con el medio ambiente”, pero eso no necesariamente es así². Si decides que no quieres usar prendas que tengan materiales de origen animal eso es algo perfectamente viable y factible, pero veo a mucha gente que piensa que los productos veganos son inherentemente “eco-friendly”, cuando por ejemplo una prenda que no incluye productos de origen animal igual puede estar fabricada con plástico, puede tener mala fabricación y estar hecha para que no dure mucho, puede incluir muchas cosas que no son necesariamente buenas para el medio ambiente.

No me gusta cuando una compañía afirma que su ropa es sostenible porque es vegana, porque muchas personas les creen, pero realmente el hecho de que una prenda sea sostenible tiene mucha más complejidad que no se limita solo a si tiene o no productos de origen animal. Creo que hay muchas compañías que se aprovechan de eso, es una manera de hacer greenwashing.

Y hay otro gran mito, que dice que la moda es la segunda industria más contaminante del planeta. Eso no es verdad… es probablemente la cuarta más contaminante. Ese dato alguien lo dijo y se empezó a difundir por todas partes, pero no hay ningún estudio, en ninguna parte del mundo que demuestre que eso es así. El último reporte que leí decía que la industria de la moda es responsable del 8% de las emisiones globales de carbono, lo que la pone detrás de la electricidad y la calefacción, el transporte por carretera y la agricultura³.

¿Qué es lo que más te ha gustado y lo que menos has disfrutado, de este proceso de preocuparte por la sostenibilidad?

Lo que más me ha gustado es que la sostenibilidad me ha dado un marco para entender el mundo. Yo no soy una persona religiosa, pero podría decir que la sostenibilidad es algo así como mi religión: me permite reconocer lo que valoro, guiarme con respecto a lo que siento que está “bien” o “mal” y hace que sea más fácil para mí vivir la vida sabiendo que tengo ese objetivo puntual de elegir las cosas que sean más sostenibles.

Lo que menos me gusta es que me he sentido muy frustrada por la cantidad de desinformación que se ve en este medio, que sé que muchas veces viene de personas que tienen buenas intenciones, pero que genera muchísimo daño. Por ejemplo, es muy importante que las personas consuman una buena cantidad de fruta —independiente de si es de producción orgánica o no— pero el hecho de que se genere tanto enfoque en los problemas de los vegetales no orgánicos asusta a la gente, y terminan por no comer vegetales en absoluto y por preferir comida procesada y empacada.

O por ejemplo todo lo que se dice en torno a lo “peligroso” que es el bloqueador solar convencional para la salud… ¡pero tener cáncer de piel es más peligroso! Yo pasé años probando bloqueadores “naturales” y hechos en casa y no funcionaron para mí, y me quemé con el sol, hasta que una vez mi dermatóloga me dijo “te estás preocupando mucho por si este ingrediente puede generar cáncer, pero te estás olvidando de que el sol puede generar cáncer también”.

Para mí eso ha sido muy frustrante, porque a veces me siento como una vieja gruñona que va por el mundo diciéndole a la gente “esa información no es real”, “no hay evidencia para eso que estás afirmando”, etc, y específicamente a personas que sé que están haciendo un esfuerzo por construir cosas buenas para el mundo pero sencillamente no se están informando bien, así que siento que tengo la desagradable tarea de venir a “romper su burbuja” con la información científica disponible.

Para alguien que está empezando a interesarse por la moda sostenible, ¿cuáles serían tus sugerencias para empezar?

No hagas nada drástico todavía. Nada de deshacerte de toda tu ropa, o de reducirla a 33 prendas, nada de eso. Empieza por educarte a ti misma/o, y elige educarte usando recursos e información confiable. Suscríbete a publicaciones que tengan buena reputación, como por ejemplo (específicamente para EEUU) New York Times, LA Times, The Atlantic, y otros medios que hablan de muchos temas y que también hablan sobre sostenibilidad, y que hacen buenos procesos para filtrar información y revisar y confirmar los datos que publican.

Y cuando ya estés empezando a aprender sobre estas problemáticas, identifica una problemática puntual que te interese o te llegue al corazón, identifica qué organizaciones están trabajando para resolver ese problema, y comprométete a hacer donaciones mensuales a esa organización. Porque ellos son los expertos, son quienes están haciendo lobbying (cabildeo), y son ellos quienes realmente tienen potencial de hacer que la aguja se mueva más rápidamente en cualquier tema que te interese.

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Si quieres seguir explorando las ideas de Alden, puedes visitar EcoCult. Una de mis publicaciones favoritas es esta, sobre 14 mitos de la moda sostenible que deberían desaparecer. Y otra publicación que me gusta mucho y me parece muy importante es esta, sobre por qué vale la pena reconocer los esfuerzos de las grandes compañías por ser más sostenibles, aunque no lo estén haciendo del todo bien.


1· Alden escribió un artículo para Quartz que se volvió viral, y que se llamaba “El consumo responsable es una mentira. Esto es lo que realmente puedes hacer para salvar el mundo”. Generó amores y odios. A mí me parece un importante llamado de atención para entender que no vamos a “salvar el mundo” cambiando una marca por otra.

2· Yo, como persona vegana que también está interesada en la sostenibilidad, estoy totalmente de acuerdo con esto. Y este mito no solo aplica a la moda sostenible, sino a muchas otras cosas. Lamentablemente hay muchas personas que piensan que si algo es vegano entonces es inherentemente más sostenible, y eso no es así. Y también hay muchas personas que piensan que una alimentación vegana es inherentemente más saludable, y ese tampoco es el caso.

3· Alden hizo una publicación en su blog compartiendo un documento en el que se confirma que efectivamente no es la segunda industria más contaminante, sino la cuarta, y compartiendo otros análisis muy interesantes sobre el impacto ambiental que tiene la moda.