En algún momento de mi infancia vi una película en la que unos detectives revisaban cuidadosamente la basura de un sospechoso buscando algo que lo inculpara. Finalmente encontraban una factura que era la pieza que faltaba en el rompecabezas, y el sospechoso pasó a ser culpable porque su basura dijo fuerte y claro lo que él había estado ocultando.
No recuerdo qué película era, ni recuerdo cuándo fue, pero esa escena me pegó fuerte… desde entonces he tenido algo así como una fijación con el tema de la basura y con toda la información que puede revelar. Eso no significa que yo salga por la noche vestida de ninja a escarbar en la basura de los vecinos, pero sí suelo darle una mirada superficial a los basureros de lugares que visito (cuando están abiertos, obvio, que no me voy de exploradora en contenedores que estén cerrados), casi sin querer. Ya se me volvió costumbre.
¡La basura dice tantas cosas! de hecho me da un poco de paranoia cuando siento que en mi basurera o en mi contenedor de reciclaje quedan cosas que dicen DEMASIADO de mí (papeles que tengan mi dirección, número de documento, correo electrónico…). Tal vez se me va la mano en paranoia, pero mujer precavida vale por dos. Además, cualquier persona que haya tenido problemas con fraudes de identidad —particularmente en Colombia— entenderá de dónde viene mi preocupación. Cierro paréntesis paranoico.
Piensa en una cosa: si alguien revisara tu basurero en este momento, ¿qué encontraría? ¿a qué conclusiones podría llegar con respecto a tus rutinas, tus preferencias, tu estilo de vida? Puedes tener la seguridad de que se haría una idea muy clara con respecto a lo que te gusta comer, las marcas que usas, qué tan obsesionada/o estás con la limpieza, qué tanta comida desperdicias, si prefieres el té o el café, si te maquillas, si te depilas, si te haces mascarillas, en qué almacenes sueles comprar, si tienes una vida sexual activa, si planificas, si sufres de dolores frecuentes, con qué cosas sueles condimentar la comida, si tienes o no tienes plantas, si tienes mascotas, si fumas, si bebes, si tienes carro, si tienes hijos, incluso se podría hacer una idea de en qué trabajas, qué estudias y cuáles son tus pasatiempos… en fin; la basura es parlanchina, nos guste o no.
Y toda esta introducción sobre mi epifanía con la película de detectives y la locuacidad de la basura era para llegar a un concepto del que se oye hablar cada vez más: Residuo cero, o Zero Waste.
Más o menos desde hace un año he empezado a ver, cada vez con más frecuencia, artículos y noticias relacionados con el concepto de Residuo cero, y recientemente se ha popularizado más y más de la mano de iniciativas como Original Unverpackt y Trash is for Tossers. Sin embargo, el concepto de Residuo Cero no es nuevo.
Esta foto la saqué de aquí.
Aquí va un poco de historia.
La primera vez que se usó la expresión fue en la década del 70 y era el nombre de una compañía californiana (Zero Waste Systems Inc.) que se encargaba de darle nuevos usos a los excedentes de los químicos que se utilizaban en la fabricación de electrónicos; la compañía poco a poco fue expandiendo sus servicios hasta llegar a ser mundialmente reconocidos por su esfuerzo en generar un “intercambio activo de residuos”. El fundador de esa compañía, Paul Palmer, fundó posteriormente el Zero Waste Institute, una organización sin ánimo de lucro que busca difundir información sobre el concepto de Residuo Cero a través de textos y proyectos en los que el enfoque central es la idea —un poco radical pero para nada descabellada— de que el reciclaje, si bien ha sido útil, no es suficiente, y que a lo que deberíamos llegar es a una sociedad que diseñe sus productos de manera que puedan ser reutilizados de manera perpetua, sin generar residuos ni desperdicios.
Palmer considera que tirar algo a la basura es un momento de crítica importancia, pues marca una ruptura psicológica en la responsabilidad del consumidor, algo así como “esto ya no es mío, llévenselo lejos”. También afirma que el hecho de que generemos basura es una señal de que estamos cometiendo errores y usando tontamente nuestros recursos… y yo creo que eso tiene mucho sentido.
“El concepto de residuo cero es solo sentido común aplicado al uso de los recursos”
—Paul Palmer
Pero entonces, ¿qué podemos hacer?
Estamos tan acostumbrados a pensar que generar basuras es normal que la idea de una vida Residuo Cero nos parece utópica… y la palabra clave en esa afirmación es acostumbrados. Acostumbrarse implica adquirir una costumbre, y esa palabra tan bonita la define la RAE como “Hábito, modo habitual de obrar o proceder establecido por tradición o por la repetición de los mismos actos y que puede llegar a adquirir fuerza de precepto”. Es decir, no es algo que sea natural a nosotros sino que se siente natural a fuerza de repetición, y que podemos empezar a mirar desde otra perspectiva en el proceso de generar hábitos distintos.
De esto nos olvidamos con mucha facilidad porque es una realidad lejana a la nuestra, pero la mayor parte de las basuras con las que tenemos que lidiar ahora han “aparecido” desde la década del 60 y 70. ¿Y qué pasaba antes de eso? Pues pasaba que no producíamos tantas cosas y que no había tanta gente en el planeta, y además no se usaba tanto el plástico, ni la comida enlatada, ni la moda rápida. Realmente parece una realidad lejana… pero a lo que voy con esto es a que hace 70 años —que en la historia de la existencia del planeta es apenas un parpadeo— la relación que teníamos con la basura era diferente. Si pudimos cambiarla para mal en tan poco tiempo, entonces también podemos cambiarla para bien, y ya es hora de que empecemos a hacerlo pues nuestra actual relación con la basura es tóxica, destructiva e insostenible.
Y aquí propongo un plan de acción.
Yo pienso que el primer paso hacia el Residuo Cero es una etapa de observación y de análisis; como lo dije antes: la basura habla, y es importante que le prestemos atención a lo que dice de nosotros; y no lo digo en el sentido paranoico que te conté al principio, sino en uno más delicado y más complejo, uno que implica entender nuestros hábitos, lo que estamos haciendo mal y cómo podemos ajustarlo. Aquí te propongo una serie de pasos que considero esenciales en el proceso de cuestionar nuestros hábitos de comprar-desechar, y de movernos hacia un estilo de vida más natural. Natural, sí, que en la naturaleza nada se desperdicia.
- Analiza tu basura. No se trata de hurgar en la basura vieja sino de empezar a observar con cuidado cada desecho que generas a partir de ahora: ¿de dónde viene? ¿cómo puedes evitarlo? ¿qué futuro le espera?
- Asume responsabilidad. Tu basura es tuya y sólo tuya, y de alguna manera tú eres lo que tu basura dice de ti. Paul Palmer tiene toda la razón cuando habla del momento de ruptura en el que pensamos que al tirar algo a la basura instantáneamente pasa a ser responsabilidad de alguien más… así que de ahora en adelante piensa que cada cosa que consumes y que compras implica un compromiso: el compromiso de resolver el problema que aparece a partir del desecho que generas.
- Pasa de la teoría a la práctica. Ya analizaste tu basura, ya entendiste que tus desechos son tu responsabilidad, ahora lo que queda es empezar a generar cambios. ¿Por dónde empezar? Creo que es lo de menos… sólo empieza por algún lado. Cada uno de nosotros tiene hábitos diferentes y genera basura diferente, así que cada quien debe encontrar una fórmula que se adapte mejor a este nuevo proceso.
Y para cerrar, te recomiendo esta charla de Leyla Acaroglu en TED, en la que nos invita a abandonar nuestros “mitos verdes” para tener un pensamiento más amplio y así poder crear sistemas y productos que reduzcan la tensión que estamos generando en el planeta.
¡Hola Mariana!
Como siempre, me gustó mucho esta publicación. :)
Hay una cosa que personalmente he notado y me ha preocupado tratando de llevar a cabo al máximo un estilo de vida #ResiduoCero, y es que al tener alternativas reusables y duraderas para todo, el consumo de agua se incrementa significativamente así como el uso de detergentes (y la ONU ya nos dijo que en el 2030 enfrentaremos un déficit de agua del 40%), y lo digo porque muchas ciudades tienen mejor tratamiento de residuos y basuras, que de tratamientos de aguas residuales, como en el caso de mi ciudad, aunque no digo que por este motivo tengamos que seguir usando muchas cosas desechables, ni más faltaba, pero me he puesto a pensar en el tema y tal vez a muchas otras personas también les preocupe. Sé que el reto de no generar tantos residuos va acompañada de las buenas prácticas del consumo del agua y que una solución es no ser tan neuróticos con el mugre y aprender a vivir con él un poquito, pero igual se incrementa el consumo de agua, y es un punto que no he visto que liguen los que promueven el Zero Waste. ¿Tú qué opinas de esto, o qué opiniones conoces de los expertos en Zero Waste? ¿Cómo debería ser la relación Basura Cero y Cuidado del Agua? ¿Por qué no se ligan estos dos temas? Son preguntas que también les hice a Basura Cero Colombia y a Lauren Singer pero no han tenido tiempo de responder, imagino ;)
¡Gracias!
¡Hola Juliana! De hecho creo que el asunto del incremento del consumo del agua no es como tú lo planteas, pues no hay que olvidar que se consume agua (y mucha) y se emiten residuos tóxicos peores que los detergentes (y muchos) en la producción de cada objeto desechable.
Es muy fácil olvidarse de eso y pensar que el agua se consume sólo cuando lavamos, por ejemplo, un frasco reutilizable, sin pensar en cuánta agua se consume en el proceso de fabricar un frasco desechable. Estoy segura de que la lavada del frasco sigue siendo más inofensiva, porque además hay que tener en cuenta que el frasco desechable requirió de fabricación (que consume agua y genera polución), transporte (que a su vez requirió de combustibles fósiles) y distribución, lo que añade mucho más peso a la huella ecológica del producto.
Por otro lado, lo que afirmas sobre el mejor tratamiento de residuos y basuras también me genera dudas, porque ¿a qué te refieres con “mejor”? La verdad es que en muchas ciudades —y particularmente en Colombia— el asunto de las basuras depende de empresas privadas que cobran plata por cada tonelada de basura procesada (y que por lo tanto no tienen ningún interés en que esas cantidades se reduzcan o que haya parte de eso que vaya a procesos de reciclaje, me consta), y esas toneladas de basura van a parar a rellenos sanitarios que no suelen tener nada pero nada de seriedad en la planeación y que no son para nada infalibles (ejemplo claro el de Manizales con el derrumbe que hubo recientemente en el relleno y que dejó a toda la ciudad “perfumada” durante varias semanas). Ahora, no digo que el tratamiento de aguas residuales sea un ejemplo de sostenibilidad… pero creo que no hay punto de comparación con el tema de tratamiento de residuos.
Si quieres ampliar un poco la información, te recomiendo que veas la charla de TED que está en la publicación (Leyla plantea precisamente el asunto de los mitos verdes comparando la bolsa de plástico con la bolsa de papel) y la página del Zero Waste Institute. Esa última en particular tiene información súper completa, clara y crítica con respecto al tema de las basuras, del reciclaje y de todas las cosas que se tejen entre esos dos conceptos.
Con respecto a lo de los rellenos sanitarios, te dejo este enlace para que veas más claramente a qué me refiero: http://bit.ly/1KpA9as (es de 2011 y sin embargo sigue siendo un problema vigente y preocupante).
¡Saludos! :-)
Gracias por dilucidar el trasfondo, eso responde gran parte a mis preguntas y calma mi preocupación. Nuestro consumo y contaminación es inofensivo frente toda la contaminación y uso del agua para fabricar desechables, y como tú dices, es muy fácil olvidarse de eso, por lo que es un panorama que pasa por alto para muchas personas, ojalá fueran temas ligados a la hora de incentivar este estilo de vida y no darlos por obvios.
El caso de los rellenos es preocupante y el hecho de que sea un negocio privado lo vuelve atroz y sin ningún interés sostenible, pero en mi ciudad ese tratamiento es mejor del que se le da a las aguas residuales, tristemente, y por eso lo puse así. Igual no pienso que los únicos responsables de ese tratamiento y manejo sean los rellenos y las tratadoras de aguas residuales, el primer paso está en nuestras manos y también es nuestra responsabilidad… pero bueno, son temas que se salen de conversación hoy en tu publicación, y de nuestras manos por mucho que nos moleste, pero que cualquier cosita que estemos haciendo es cariño, así que gracias por enseñarnos a hacerlo.
Claro, ahí ya entramos a hablar de cosas políticas e intereses económicos que siempre dan la sensación de estar muy lejos de nuestro alcance… y ahí también nos olvidamos con facilidad de que a los políticos los elegimos nosotros, y las grandes corporaciones se han construido en parte con la plata que les damos desde nuestra “pasivo” papel de consumidores. Creo que lo de asumir responsabilidad aplica en todos los niveles y nos lleva a pensar en los problemas desde perspectivas completamente nuevas.
Sin embargo, creo que cuando uno empieza a generar cambio ya está preparando el terreno para que otras personas hagan lo mismo y cambios más grandes y significativos vengan después, así que empezar por algún lado es una buena opción :-)
Tienes toda la razón con respecto a la importancia de conectar los temas, y ahí está precisamente la base del concepto de sostenibilidad y del pensamiento sistémico. Cada cosa que pasa está conectada con otra, y con otra más, y esas otras con otras mil. De ahí salen preguntas súper importantes y muy interesantes como las que tú planteas, y otras que podrían ser, por ejemplo… ¿qué pasa con algunos sectores de la economía si pensamos en una sociedad Residuo Cero? Casi la totalidad de empresas y modelos de negocio que existen en este momento dependen de que nuestra sociedad genere residuos, de una u otra manera.
Algunas de esas preguntas serán demasiado complejas para que las responda una sola persona, en otros casos será algo del tipo “sólo el tiempo lo dirá”… lo mejor que podemos hacer es empezar a responder esas preguntas con lo que esté en nuestras manos y empezarnos a nutrir de las preguntas y saberes de otras personas. ¡Gracias por tus valiosos comentarios y preguntas! :-)
¡Hola Mariana! Me ha encantado tu artículo, como de costumbre. Voy a seguirte en Instagram ahora mismo para ver cómo va tu reto #SoyMiBasura
Estoy de acuerdo contigo en que en el momento en que tiramos algo al cubo de la basura lo entendemos como la oportunidad de desentendernos de ello. Es como si cerrásemos los ojos y el problema no fuera nuestro nunca más. También nos pasa con la basura tecnológica. No pensamos en las consecuencias de lo que hacemos.
No puedo unirme al reto de las fotos, muy a pesar mío, porque no me da tiempo a atender Instagram de forma tan constante, pero me uno espiritualmente e intentaré, desde mi casa, hacer y pensar las etiquetas que propones en tu artículo. Yo también soy mi basura… sin duda.
Un abrazo grande,
¡Hola Irene! ¡Me alegra que te haya gustado!
Gracias por pasarte por aquí y dejarme tu punto de vista. Puedes participar en el reto aunque sea sólo una vez, no tiene que ser diario ni hay un mínimo requerido, así que si te animas recuerda que #todalabasuraesinnecesaria ;-)
Si no puedes, igual me parece valiosísimo que lo hagas desde tu casa y sería genial que en algún momento me cuentes con qué te encontraste. ¡Un abrazo grande para ti también!
Hola!
Estoy trabajando en el reciclaje del vidrio vs aluminio/hoja lata y necesito info. Podrías darme una mano en esto? Si bien tengo super clara la importancia del vidrio, me interesaba conocer ambas etapas del proceso. Sobre todo el lado que no conocemos tanto y lo cuentan algunos pocos.
Recorrí tu blog y me lleve hermosa (y valiosa!) información :)
Cualquier info sobre el vidrio es bienvenida.
Muchas gracias!
Y te sigo leyendo..
Hola Malena. ¿De qué necesitas info? No me queda muy claro…
Me alegra mucho que te guste el blog :-) ¡Saludos!
Que bien, me gusta tu manera de decirlo, de escribirlo…