Puede parecer mala estrategia decir esto abiertamente (lo de la gente valiente), y de hecho, a primera vista, da la sensación de que esa frase desentona con lo que promuevo en este blog. Pero la verdad es que no desentona. Le encuentro toda la relación del mundo, y hoy quiero explicar por qué.
El asunto es el siguiente: las cosas pequeñas son importantes y valiosas, sí. Las diminutas —muchas veces “insignificantes— acciones cotidianas se acumulan y multiplican y, para bien o para mal, terminan generando un impacto enorme.
Lo normal es que seamos capaces de ver esas consecuencias enormes, pero que nos cueste mucho identificar las causas minúsculas; y que nos resulte fácil ver culpas en las acciones de los demás, y nos dé muchísimo trabajo asumir responsabilidad por las nuestras… y por eso, en parte, estamos como estamos.
Por eso lo “normal” es que nos quejemos de la contaminación del mar y la basura en la playa mientras nos tomamos un coctel en un vaso desechable y con pitillo / pajita / popote / sorbete / bombilla. O que nos quejemos del tráfico y la contaminación del aire mientras vamos a la oficina en carro particular. O que tengamos conversaciones indignadas sobre el maltrato a los perros en el festival de Yulin mientras nos comemos una hamburguesa de ternera.
* * *
La contaminación del mar, la basura en la playa, el tráfico, la contaminación del aire y el maltrato a los perros en Yulin son problemas reales y complejos que, como muchísimos otros problemas sociales y ambientales, existen por el poder acumulativo de las cosas pequeñas.
Esos problemas no fueron generados por un grupo de personas malvadas que están sentadas en una oficina, frotándose las manos mientras planean nuevas maneras de destruir el mundo, sino por una suma/multiplicación de factores que suelen pasar desapercibidos: leyes y cosas gubernamentales, intereses económicos de unas pocas personas, procesos industriales, procesos naturales, y también por acciones cotidianas, “insignificantes”, de la gente común y corriente, como tú y como yo.
Pero resulta que, como lo dije más arriba, nos cuesta mucho trabajo ver y valorar las cosas pequeñas, así que lo “normal” es que ignoremos el impacto de nuestras pequeñas acciones cotidianas, y que ni siquiera nos demos cuenta cómo se van tejiendo por aquí con las leyes, por allá con los procesos industriales, por otro lado con los intereses comerciales de unos pocos, por arriba con las costumbres y los hábitos, por debajo con las excusas y las justificaciones… hasta generar problemas monstruosos, que no entendemos de dónde salieron, y que esperamos que alguien más resuelva porque “son muy grandes para nosotros”.
Esa dificultad para notar lo pequeño, o más bien esa fijación con las cosas grandes, es algo que se ve incluso en la literatura y el cine: el gran villano, el gran héroe, el gran acto salvador, el gran gesto romántico… pocas historias (o por lo menos pocas que se conviertan en éxitos de taquilla y best-sellers) se enfocan en mostrar la vida desde la perspectiva de la minúscula cotidianidad.
En las películas nos encantan los héroes y villanos, los grandes gestos y las tareas titánicas, pero en la vida cotidiana, normalmente, nos asustan hasta los desafíos tamaño estándar. Preferimos lo fácil, lo cómodo, lo pequeño. Lo “tan sencillo que ni requiere esfuerzo”, y lo “tan rápido que ni tienes que parar a pensar”. Y ahí tenemos otro gran problema cuando de crisis ambientales / sociales / mundiales se trata, porque son esas cosas (las “tan sencillas que no requieren esfuerzo” y las “tan rápido que ni tienes que parar a pensar”) las que nos tienen como estamos: en un planeta híper-explotado, sub-valorado y al borde del colapso ecosistémico.
* * *
Los problemas del mundo no han sido generados por un megavillano y tampoco serán resueltos por un superhéroe… porque ninguna de las dos cosas existe. Lo que existe es un montón de gente (énfasis en “montón”, porque además cada vez somos más) que parece que no le da importancia a las cosas pequeñas, y que se asusta fácil con los desafíos grandes.
Pero no todos somos así, por lo menos no todo el tiempo. Sé de primera mano que hay mucha gente por ahí que va nadando contra la corriente, cuestionándolo todo, construyendo proyectos responsables y bonitos, a veces a pesar de la indiferencia (o del rechazo) de sus familias y amigos. No son superhéroes, son personas comunes y corrientes que ya se dieron cuenta de que no hay grandes villanos ni grandes salvadores, y que es necesario comprometerse con las cosas pequeñas de todos los días para llegar a vivir de manera más equilibrada con el planeta.
Para mí, esa es gente valiente, y es ahí exactamente donde veo una conexión profunda con lo que quiero promover a través de este blog, que es el valor de las cosas pequeñas. Usualmente asociamos la valentía con los grandes desafíos, con las tareas titánicas, con los héroes que vencen a los villanos. Pero hay otra valentía —me atrevo a decir que es mucho más valiosa— que consiste en ver lo minúsculo, en comprometerse con los esfuerzos cotidianos, versus un único gran acto salvador, que realmente no llega nunca.
Se requiere mucha valentía para llevar una vida en la que se valoren —realmente— las cosas pequeñas: hay que asumir el papel de persona incómoda, hay que tener, a veces, conversaciones tensas con la gente que nos rodea, hay que salirse de la zona de confort todo el tiempo, hay que aprender, experimentar, fracasar.
Hay que mirar para adentro y cuestionar lo que dábamos por hecho toda la vida, hay que cambiar de opinión frente a los nuevos aprendizajes, y, en el proceso, herir nuestro ego. Hay que hacer todas las cosas que no nos gusta hacer, porque lo deseable es no incomodar nunca a nadie, y mucho menos a nosotros mismos.
La mayoría de discursos en torno a la vida sostenible le apuntan a nuestro “yo” más cómodo, tal vez por miedo a asustar a la gente con lo que la sostenibilidad realmente implica. Se dicen cosas como “cambia el mundo con este simple gesto” y “salva el planeta con estas acciones fáciles y divertidas”.
Y resulta que no, que no es fácil, y no necesariamente es divertido. Preocuparse por el planeta y por los seres que lo habitan suele ser una tarea que rompe el corazón un día y lo enmienda al día siguiente, para volver a romperlo otra vez un día después. Lo fácil, lo divertido, lo significativo y lo satisfactorio se encuentran en el camino, pero por lo general solo cuando hemos empezado a entrar en otra zona de confort diferente a la que teníamos antes, cuando nos hemos acostumbrado a nuestros nuevos hábitos, y ya no nos “tallan”.
* * *
La sostenibilidad es para gente valiente. Hay que ser valiente para detenerse a mirar lo que la mayoría de la gente pasa por alto. Hay que ser valiente para ser sensible, abrirle el corazón a otros seres vivos, y ampliar el círculo de empatía más allá de nuestra familia, nuestros amigos y nuestros perros y gatos.
Hay que ser valiente para hacer cosas que a veces se sienten insignificantes, mientras las personas que nos rodean nos dicen que lo que hacemos no sirve para nada… y hay que ser realmente valiente para seguir creyendo que vale la pena hacerlas, aunque sepamos que la diferencia que hacemos es mínima. ¿Como no va a requerir una enorme valentía esa tarea? Es mirar al fracaso a los ojos, y decirle: te veo, y es posible que no sea capaz de vencerte, pero no me importa.
Me gusta pensar que soy una persona valiente, por lo menos cuando se trata de aprender a vivir de manera más sostenible (para otras cosas soy la más cobarde de las cobardes). Me hace feliz darme cuenta de que estoy rodeada de otras personas valientes, que están inventándose todos los días nuevas maneras de dejar una huella bonita con sus proyectos. Se me desborda el corazón cada vez que recibo un mensaje de alguien que lee este blog, y que me cuenta que está aplicando cambios en su vida cotidiana para vivir de manera más equilibrada con el planeta. Sé que no somos pocos.
La sostenibilidad requiere valentía. No basta con cambiar una marca por la otra, o hacer cosas “tan sencillas que ni requieres esfuerzo”… construir una sociedad sostenible no es tan fácil. Si fuera TAN fácil ya estaría hecho, y no sería necesario que siguiéramos hablando de esto.
Puede que sea mala estrategia decir esto abiertamente, que lo mejor sea decir “mira, te propongo esta fórmula fácil e indolora, no te enterarás de que la has tomado y tu vida seguirá como si nada”… pero es que sería mentira. Nuestra vida no sigue como si nada cuando empezamos a valorar las cosas pequeñas: se vuelve más difícil, pero también más valiosa. Más desafiante, pero también más satisfactoria. A veces más incómoda, para qué vamos a negarlo, pero también más significativa. Las cosas que valen la pena y la alegría —como el futuro de la vida en el planeta, nada mas y nada menos— requieren esfuerzo y valentía.
“Hay que mirar para adentro y cuestionar lo que dábamos por hecho toda la vida, hay que cambiar de opinión frente a los nuevos aprendizajes, y, en el proceso, herir nuestro ego. Hay que hacer todas las cosas que no nos gusta hacer, porque lo deseable es no incomodar nunca a nadie, y mucho menos a nosotros mismos.”
¡Gracias! <3
♡
Eres mi inspiración, gracias Mariana, tu blog es un regalo precioso. Desde niña me cuestioné muchas costumbres y me sentía atraída por el tema del respeto al medio ambiente; sin embargo, fue apenas hace dos años que inicié a separar mi basura y a hacer mi composta y creía que era suficiente. Tengo el regalo más bello que me ha dado la naturaleza: soy madre de una bebé de 7 meses y es a partir de este momento qué sé que no es suficiente y que debo ser valiente por ella, porque ahora soy responsable no sólo de mi huella ecológica si no tmb la de ella.
Ayy, qué bonito leer esas cosas que me dices, Anaju. Me hace muy feliz saber que encuentras inspiración en las cosas que comparto, y que estás asumiendo completa la responsabilidad de ser mamá, para que tanto el planeta como tu pequeña puedan estar sanos y equilibrados. ¡Un abrazo!
“Que preocuparse por el planeta y por los seres que lo habitan suele ser una tarea que rompe el corazón un día y lo enmienda al día siguiente, para volver a romperlo otra vez un día después.” Me quedo con esto porque es perfecto!
Anotadísima en el curso! ❤️
¡Qué bueno, Agustina! ¡Nos “vemos” en el taller! ♡
Síiii!!! Por fiiiin!!! Estaba deseando ya que fuera online para los que no vivimos tan cerquita de Medellín.
Estoy completamente de acuerdo contigo. Seremos no solo valientes, seres valientesísísímos (creo que acabo de inventarme una palabra) y todos los -ísimos posibles para cuidar nuestra Tierra.
Gracias por todo Mariana. De todo corazón :)
¡Gracias a ti, Alba! Qué bueno que te entusiasme la idea del taller ♡ ¡Ahí nos “vemos”!
¡Hola, Mariana!
Hoy he descubierto tu blog y lo primero que quiero decirte es gracias por el taller. Las cosas pequeñas son las que, juntas, forman una cosa grande.
Estaré muy atenta al correo y me gustará mucho leer todas tus experiencias.
Un saludo
¡Hola Idoia! Qué bueno que te hayas encontrado con mi blog, y que te animes a participar en el taller :-) ¡Un abrazo!
Qué buenas palabras. Me gusta como escribes porque te expresas de una manera tan clara. Eres transparente y definitivamente tienes el don de la palabra jaja. Muy buena entrada, quedo atenta al curso. ¡Arriba los bichos raros que queremos un mundo mejor!
Saludos.
¡Gracias, Evelyn! ♡
Dentro estoy!!! Para gente valiente está claro. Ser el bicho raro o como dices, la persona incómoda que cuestiona la forma de hacer las cosas como siempre o como todo el mundo. Que ganas de hacerlo y sentirme acompañada! Y de cuestionarme hábitos muy arraigados, y mejorar!
¡Qué bueno que te hayas apuntado, Irene! ¡Un abrazo!
Ayer mismo intentaba explicar a mi cuñado que no va a venir ningún salvador a cambiar las cosas del planeta, pero que desde abajo podemos hacer grandísimos cambios si nos creyéramos la soberanía del consumidor. Hace ilusión ver que algunos no remamos a contra corriente, sino que hay más “locos” en la misma sintonía y en el mismo ejército. Saludos.
Así es, Eduardo. Yo creo que es importantísimo que, entre todos, empecemos a entender que los cambios suceden en todas las direcciones, que no sólo pasan de “arriba a abajo”, sino que realmente se generan con cada cosa que hacemos, y cada cosa que dejamos de hacer. Yo creo que somos muchos, y una de las cosas que hacen falta es que nos demos cuenta de eso, para que la sensación de soledad no nos aplaste y podamos seguir generando los cambios en los que creemos. ¡Un abrazo!
Gracias!
Yo por el momento ” creo” que no he hecho grandes cambios, pero si algunos, y también creo q unos no los hago por comodidad y excusas fáciles, me inscribí ya al taller porque si quiero cambiar y aprender más … si creo q es para valientes y también creo q es posible . Gracias por tu tiempo y compartir
¡Gracias Ana! Qué bueno que te hayas apuntado al taller, espero que te resulte muy enriquecedor. ¡Un abrazo!
Hola Mariana, espero que este taller sea el inicio de un cambio de vida y mentalidad hacia la sostenibilidad. Es un tema que me ha llamado la atención, pero las tareas del día a día no nos dejan prestarle la atención que realmente merece, además de lo difícil que parece lograr una vida sostenible. Pero lo importante es dar el primer paso y seguir en este camino con el compromiso de aprender constantemente. Gracias!!!!
¡Hola Laura! Como tú dices, dar ese primer paso es esencial, y comprometerse con esa búsqueda, entendiendo que muchas veces no va a ser fácil, pero siempre va a valer la pena :-) Espero que el taller te resulte enriquecedor, ¡un abrazo!
Hola Mariana! Estoy fascinada con tu blog! GRACIAS!! Llevo poco tomando acción (unos 9 meses tal vez), ha sido una aventura maravillosa pero increíblemente retadora! Casi a diario veo cosas en casa y a mi alrededor que “no debería” porque hacen daño a mi querido planeta :-( He decidido tratarme con cuidado y tenerme paciencia porque en verdad lo importante no es cuánto falta sino que ya inicié el camino…
Me encanta encontrarte y que estés en Colombia! Porque casi todo que habla de estos “diy” son europeos y con ingredientes que no termino de comprender… Por supuesto que ya me registré en el taller, estoy feliz de aprender a diario <3
Gracias por tu tiempo y visión!
Adelante! Sigamos nadando contra corriente… que cada vez somos más!
¡Hola Karina! ¡Qué bueno que te guste mi blog! Me alegra mucho saber que has empezado ya esta búsqueda de una vida más sostenible. Gracias a ti por pasar por aquí a leer, y por apuntarte en el taller, ahí nos “veremos” muy pronto :-) ¡Un abrazo!
Hola Mariana. ¡Gracias por compartir tus conocimientos!
Me siento muy identificada con muchas cosas que describes, es cierto que se necesita de valentía para vivir una cotidianidad sostenible, sobre todo por el modelo económico y social en el que vivimos. Espero aprender mucho de tu experiencia e incorporar nuevas acciones a mi diario vivir.
¡Hola Natalia! Me alegra mucho saber que las cosas que escribo aquí resuenan contigo :-) Espero que el taller te resulte muy enriquecedor. ¡Un abrazo!
Por mucho tiempo me negué a mirar el mundo desde una perspectiva ecológica, por pensar que había otras cosas más urgentes por hacer. Tu blog fue una de las cosas que me hicieron darme cuenta de que estaba equivocada y que para construir el hermoso mundo que tantos anhelamos hay que dejar de mirar para otro lado, en todo sentido. Tenemos que salir de la cultura del consumismo y el desecho para convertirnos personas sensibles y conectadas entre sí y poder convivir en paz con nuestro entorno.
Me fui un poco por las ramas, pero fue para decir ¡gracias! Y ya mismo me anoto :)
Un abrazo
Ayyy, no sabes la alegría que me da leer lo que me dices, y saber que lo que comparto aquí ha resonado contigo ♡ Muchas gracias a ti por querer ser parte del cambio, por pasar por aquí a leer, y por apuntarte en el taller :-) ¡Un abrazo!
Hola Mariana, muchas gracias por tu blog que aporta muchas ideas y conocimiento al cuidado del medio ambiente. En espera Al inicio del curso
¡Qué bueno que te hayas animado a participar! Muchas gracias a ti por querer unirte al taller, y por pasar por aquí a leer.
Ser valiente es un valor muy grande y cuesta mucho serlo, es por eso que muchos sucumben al miedo y prefieren continuar sus vidas ignorando hechos tan preocupantes como el medio ambiente. Lo digo porque a mi me sucedió, pero no sé porque no me funciono vivir bajo la vista gorda, simplemente no podía quitarme la espinita en mi corazón de que algo andaba mal, que este estilo de vida no era el mejor. Por eso doy gracias a este blog y a ti por supuesto, porque gracias a este espacio puedo sentir que no estoy loco por sentir lo que siento.
Muchas gracias Mariana, tu y mi padre son mi mayor ejemplo a seguir para lograr una vida mas sostenible y en armonía.
Ay, Miguel Ángel, que bonito eso que me dices. Me alegra muchísimo saber que encuentras inspiración en las cosas que comparto, de verdad ♡ ¡Un abrazo!
Holaaa! Ya comenzó el taller no me ha llegado ningún correo ????
Hola!
precioso taller….quiero cambiar malos hábitos!!!
dispuesta a empezar!!!
gracias desde barcelona!!!
nuria
Hola mariana soy Vegana y as como tu sali de mi zona de confort y aqui estoy presente al mundo, por el planeta, por los animales, por todos, quiero unirme a ti, aceptame y ayudame a seguir juntas podriamos hacer buen equipo todos los que quieran participar.
“La vida sostenible es para gente valiente. Hay que ser valiente para detenerse a mirar lo que la mayoría de la gente pasa por alto.”
Eso parece una caricia para el ego. Y es precisamente el tipo de cosas que hacen que la mayoría de las personas no quieran escuchar eso tan “incomodo”. Este es un análisis inútil que no tiene en cuenta unos procesos sociales, históricos y económicos los cuales están detrás de las decisiones de compra, el estilo de vida, etc. Cuando dicen que son veganos-activistas ambientales-excelentes seres humanos- valientes- conscientes – súper informados le quitan toda validez al mensaje. La egolatría no convence de cambiar a nadie. Incluso para los que estudiamos esto y le hemos dedicado años de nuestra vida es frustrante leer que lo importante para muchos es creerse superiores a los demás, sentirse parte de la secta moral y valiente. Claro ejemplo son los comentarios que dejan en sus entradas, primero se identifican como parte de la secta y luego se dedican a culpar a “esos perezosos ignorantes” por los problemas ambientales seguido de halagar a la escritora que los valida.
No digo que haya que venderlo como algo “fácil y divertido” porque no lo es, pero echarse flores es a mi entender una acción problemática cuando la idea es impulsar un cambio. Sería conveniente dedicarle algo de tiempo a la autocrítica y bajarle al virtue signalling..
Esta crítica se la hago como alguien que trabaja en la agroindustria en reingeniería para hacer más sostenibles los procesos y agregar valor a los subproductos de la cadena BtoB; alguien que aplica lo que estudió a su vida cotidiana, alguien que no es valiente, ni está salvando al planeta.
Hola Anya. La verdad no entiendo muy bien de dónde vienen tus comentarios, pues en el texto no hablo en ningún momento de superioridades morales, ni de veganos-activistas-súper-informados-etc. Creo que leíste el texto a través de tus propios sesgos, y de ahí que lo estés interpretando de esa manera. En el texto no hay agresividad, no estoy diciendo que yo soy mejor, ni estoy atacando a nadie (estoy apenas compartiendo un proceso personal), y la frustración que se percibe en tu comentario difícilmente ha sido generada por lo que yo escribí… supongo que vendrá de otras experiencias que has tenido en contextos en los que se abordan temas similares, pero obviamente eso se sale de mis manos, y no lo puedo resolver yo con un comentario.
Estoy de acuerdo contigo en que la autocrítica es esencial, y si lees este blog te darás cuenta de que cada cosa que comparto viene precisamente de ahí: de mi proceso personal de observar, cuestionar y ajustar mis propios hábitos (nunca de llamar a otros “perezosos e ignorantes”, como tú afirmas). Sinceramente no le veo mucho sentido a que vengas a hablar de sectas y de egolatría a un espacio virtual que no es tuyo, sin siquiera tomarte el tiempo de leer con atención lo que realmente dice el texto, o lo que hay en el contexto de la publicación. Lamento que este tema te genere tanta fricción, estás en todo tu derecho de estar en desacuerdo con lo que escribo, y de cerrar la página e ir a leer otra cosa si tanto te molesta lo que comparto aquí. Saludos.
¡Hola Mariana! Quiero agradecerte por tu trabajo, a mi entender es muy importante lo que haces y sobre todo muy necesario! Somos muchas las almas que estamos en el camino hacia un futuro sostenible donde valoramos nuestra madre tierra como el ser que nos cobija y da la vida, aprendiendo a respetarla y respetarnos, donde podamos mirar con empatía la transparencia de los ojos de todos los seres que en ella habitamos. Gracias por tu aporte que es enorme! Y tu mensaje que es irreprochable! También por tu talento y el amor que le pones llega al corazón! Abrazos desde este mundo!
¡Muchas gracias, Lau! Me alegra mucho saber que te gusta lo que comparto aquí, y que el amor que le pongo se nota a través de la pantalla ♡ ¡Un abrazo!
Hola Mariana, dada la interconexión de todo mi hermana me habló del tema y buscando en la web llegué aquí. Me ha tocado a fondo tu enfoque. De pronto me vi como una hormiguita pequeña llevando su pedazo de hoja antes de la tormenta. Tal cual como lo describes, salir de la zona de confort constantemente no es fácil y ser alguien “incómodo” para los demás tampoco. Me alegró confirmar que somos muchos de esos que un amigo llamaba “pepe grillo” para adentro y para afuera. Gracias.
¡Hola Yajaira! Qué bueno que te hayas encontrado con mi blog, y que el texto haya resonado contigo. Realmente somos muchos, creo que lo que ha hecho falta es más visibilidad y más conexión para generar esos cambios que promovemos. Confío en que eso es algo que está cambiando, y que estamos entrando en una fase más “activa” de esta transición. ¡Un abrazo!
De verdad gracias. Acabo de caer en tu Blog de noséquémanera y me he enamorado. Hacia tiempo que no me sentía tan identificada. Bellísimas palabras! Mil gracias
Hola Mariana, te cuento que he estado un poco estancado con el tema de reducir mis residuos porque he llegado a una especie de punto muerto, que de todos modos espero superar pronto, a pesar de eso estoy haciendo el desodorante del conejo feliz hace un par de meses y me ha ido genial. Lo que me tiene incómodo ahora es que tengo cierta confusión muy curiosa; En este momento estoy viviendo en Cali, en un conjunto donde se separa la “basura” reciclable del resto, y la administración la entrega a un “reciclador.” Esto me pone en una situación curiosa porque hay muchos empaques, especialmente de comida, que van a parar al bote de lo reciclable, mientras que sé que si me como una fruta, la cáscara, la semilla y todo lo que no me coma terminará en un relleno, sin embargo sé que algún día solucionaré el tema de los desechos orgánicos y ese día será más sostenible tener una cáscara que luego se convertirá en abono, que tener un empaque, en fin, el caso es que en mi situación actual siento que no es así, pero algún día lo será y si me acostumbro mucho a preferir generar un empaque en vez de un residuo orgánico, tal vez el cambio sencillamente se demore mucho(me refiero al cambio de hacer mi propia paca digestora o algo por el estilo). Y por ahora esta situación es un poco rara.
Por otro lado, cuando voy a Pitalito (al sur del Huila), donde nací :3, la ciudad entera separa lo orgánico del resto, y con los desechos orgánicos tengo entendido que se hace abono (no he escuchado de otra ciudad en Colombia donde se haga eso); para mí es maravillosos que el camión de basura pase a cierta hora exclusivamente para llevarse lo orgánico, y saber que eso no va para un relleno sanitario, y resulta que cuando estoy en Pitalito sigo teniendo más o menos los mismos hábitos que cuando estoy en Cali (supongo que sigo siendo yo) a pesar de que cambian un poco (como más frutas) precisamente por el tema de lo orgánico. Y esta es la razón por la que pienso que lo mejor es habituarme a generar poca basura no orgánica, incluso si es reciclable, porque algún día necesitaré tener esos hábitos bien formados, y sin embargo me sigue incomodando el asunto.
En cuanto a la entrada, que me encantó, te planteo esta cuestión; ¿será que sólo la gente valiente es capaz de iniciar el camino de cambios hacia una vida sostenible?¿O será que a quienes de verdad les interesa la vida, la biodiversidad, y el medio ambiente en general, son capaces de volverse valientes incluso si antes no lo eran?
Me refiero a que conozco mucha gente valiente que abiertamente me han dicho que no les importa si el planeta se jode.
Te mando un abrazo Mariana, te una muy muy feliz noche.
¡Hola Diego!
El hecho de que un empaque sea entregado a un reciclador no es una garantía de que efectivamente vaya a ser reciclado, pues muchas veces en las plantas de reciclaje los rechazan e igual van a parar a la basura. Por otro lado, el reciclaje también consume recursos y genera contaminación, así que ahí realmente hay una falsa disyuntiva. Si bien los residuos orgánicos generan metano en el relleno sanitario, es mucho más fácil que puedas lidiar con ellos a pequeña escala en casa, y han requerido muchos menos recursos para llegar hasta tus manos (al menos en términos generales) que lo que se requiere para la fabricación de esos envases, que tampoco sabemos si van a reciclar, o si el material resultado del reciclaje va a ser realmente útil para algo.
Mi recomendación sería que busques una manera de procesar los residuos orgánicos, y que trates de evitar caer en esa trampa de pensar que el reciclaje resuelve el problema del impacto ambiental de esos productos, porque no es así.
Con respecto a tu pregunta: creo que la gente que empieza este cambio es evidentemente gente que está interesada en estos temas. La valentía no la menciono como un valor principal, sino como algo que creo que se requiere si alguien se quiere comprometer realmente con esta búsqueda. Hay muchísima gente que —supuestamente— quiere lo mejor para el planeta, pero no están dispuestos a mover un dedo, ni a salir de la zona de confort. Por eso hablo de la valentía que requiere ese proceso :-)
¡Un abrazo!
Me han encantado el inspirado cada una de tus palabras. Pero sobre todo me dan valor. Gracias! !
Tu claridad es impresionante. Gracias
♡
Hola mariana, es interesante lo que escribes, de verdad hay que ser valiente para hacer un cambio real en nuestra vida, gracias por la motivación que da