Colombia está atravesando una etapa de fuerte sequía debida al Fenómeno del niño. Pero el cuidado del agua no sólo es importante en los lugares secos… la vida en el planeta depende del agua, así que lo más lógico sería que todos nos preocupemos por el uso que hacemos de ese preciado —y frecuentemente subvalorado— recurso.
Hace poco vi un texto grafiteado en una pared cercana a una iglesia que decía “toda el agua es bendita… ¿usted sí sabía?”. Varias semanas después me di cuenta de que hay una campaña nacional que dice “Toda agua es bendita. Cuídela. Todos contra el derroche”. No sé cuál de los dos fue escrito primero, pero desde que leí esa frase me quedé pensando en que eso de “toda el agua es bendita” deberían enseñárnoslo con tanta o más dedicación que cuando nos enseñan a leer y escribir.
Por ejemplo: aunque cerrar la llave mientras nos lavamos los dientes o mientras enjabonamos los platos parece ser un gesto obvio (¿para qué voy a dejar el agua corriendo si no la estoy usando?) hay muchas —muchísimas— personas que piensan que es demasiado inconveniente, o que da igual, porque el agua es muy barata. Claro, es que nos acostumbramos a valorar las cosas por su precio en el mercado… lo que me lleva a una frase que ya había compartido antes, pero que cae muy bien aquí:
Y no es que sea sólo culpa de nosotros, los usuarios y consumidores. El mercado (o mejor, las personas que lo manejan) manipula los precios a su parecer, ignorando muchísimos aspectos que —al menos desde el punto de vista lógico— deberían tenerse en cuenta. El agua es apenas uno de tantos ejemplos… podemos verlo también en los bajos precios de Zara (que se “compensan” con lo costosa que sale su producción en términos sociales y medioambientales), o en los precios bajísimos de la carne (que no corresponden con sus costos de producción, con su impacto ambiental y a la salud, y que se mantienen bajos gracias a subvenciones del gobierno). Pero bueno, eso es tema para otro día.
El asunto con el uso responsable del agua es que, como pasa con la mayoría de temas relacionados con sostenibilidad, no hay una sola fórmula ni respuestas fáciles. Cerrar la llave mientras nos lavamos los dientes y tomar duchas cortas son gestos útiles e importantes, claro está; pero nuestro consumo de agua va mucho, muchísimo más allá de lo que pasa por el grifo y lo que pagamos en la factura de servicios públicos. Por eso quiero hablarte hoy de un concepto que puede que no conozcas, puede que sí, pero del que definitivamente no se habla lo suficiente: la huella hídrica.
Como la define la Comunidad Planeta Azul, “la huella hídrica de un país, industria, o persona, se define como el volumen total de agua que se utiliza para la producción de los productos y servicios consumidos por los habitantes de dicho país, industria, o persona”.
Es decir, mi huella hídrica no sólo corresponde a la cantidad de litros o de metros cúbicos de agua que facture mi empresa de servicios públicos, sino a toda el agua que ha sido necesaria para la fabricación y producción de TODOS los bienes y servicios que consumo.
La huella hídrica está formada por tres tipos de, digamos, “sub-huellas”, que son la huella verde, la azul y la gris. La verde hace referencia a la lluvia que se almacena en el suelo, se evapora o se incorpora en el crecimiento de las plantas. La azul hace referencia al agua que se obtiene de recursos subterráneos o superficiales y que se evapora, se incorpora en un producto, o se toma de un cuerpo de agua y se lleva a otro. Por ejemplo, el agua que sale del grifo en casa puede venir del acueducto, el acuerducto la toma de un río, y después del uso y el tratamiento la devuelve al mismo río. Por último, la huella gris se refiere a la cantidad de agua dulce que se necesita para asimilar los contaminantes que son vertidos en las fuentes de agua, para mantener normas específicas de calidad de agua.
Esto quiere decir que la huella hídrica tiene en cuenta también la cantidad de agua que resulta contaminada en todos esos procesos, y que se calcula a partir del uso directo e indirecto de agua (a ese último también se le dice agua virtual); por ejemplo: se necesita una taza de agua para preparar una taza de café, pero se calcula que se necesitan 132 litros de agua para producir el café que va en esa taza… eso incluye el agua para el cultivo, la producción, el transporte, etc, etc. 132 litros de huella hídrica en una taza de café. Sí, es bestial.
Aquí te dejo unos datos para que puedes comparar las huellas hídricas de algunos productos y servicios comunes:
Esos son apenas algunos ejemplos. Puedes encontrar otros más en infografías como esta y esta, donde se presenta de manera muy visual y clara la información recolectada por la Water Footprint Network.
Hace un tiempo te había contado que, según datos de la ONU, entre un 70 y 80% del agua dulce del planeta se usa para fines agropecuarios, un poco menos del 20% se usa en la industria y apenas un 6% corresponde al uso doméstico. Sí, sólo el 6%… pero ¿y todo lo demás? Como dice Toni Lordeiro en su libro “Consumir menos, vivir mejor” (por cierto, te lo súper recomiendo):
“Todo es consumo doméstico. La gran mayoría del agua (90%) se gasta en agricultura —riego— e industria. Pero ¿quién compra los tomates y los coches?“
Eso NO quiere decir que los ciudadanos “de a pie” no tengamos nada que ver con el derroche de agua… lo que quiere decir es que tenemos MUCHO que ver, sólo que no de la manera en la que creemos (¿o nos hacen creer?).
Tampoco quiere decir que el ahorro en casa sea una pérdida de tiempo, NO. Lo que quiere decir es que vale la pena tener en cuenta que ahorras la misma cantidad de agua dejando de ducharte durante 3 semanas que lo que ahorras si dejas de comprar una hamburguesa. Suena loco, yo sé… el concepto de huella hídrica es complejo y a veces cuesta trabajo darle su justa dimensión. Pero las cosas son lo que son, y las medidas no me las inventé yo.
Sí quiere decir (o al menos así es como yo lo veo) que tenemos mucho más poder —y por consiguiente mucha más responsabilidad— del que pensamos frente al derroche de agua dulce. Debemos cerrar las llaves y hacer un uso consciente en casa, claro que sí. Pero también debemos entender que cada decisión de consumo trae su propia huella hídrica… a veces pequeña, a veces descomunal, y que desde nuestro papel como consumidores es mucho lo que podemos hacer para que ese 90% de agua que se usa en agricultura e industria sea mejor utilizado.
Claro, no todo depende de nosotros, pues hay políticas públicas y cuestiones legales que cambian de país a país, pero vivimos en un mundo en el que parece que el mercado lo mueve todo, así que no debemos olvidar que nuestras decisiones de compra y consumo suelen tener más peso que un voto en una urna.
Muchas campañas oficiales se enfocan en invitar a la gente a hacer un uso responsable del agua en casa, mientras se pasa por alto el derroche que se hace en procesos agrícolas e industriales (como lo ilustra Skool of vegan). Muchas personas piensan que ahorrar agua en casa ni siquiera vale la pena, porque el mayor gasto sucede “lejos”. Yo creo que en los dos casos falta una pieza… y esa pieza es la noción básica, lógica y sin embargo escurridiza de que en el planeta nada está tan lejos como creemos. Todo lo que pasa al otro lado del mundo tiene impacto, de una u otra manera, en lo que vivimos nosotros aquí, en nuestra casa.
Que la industria use mucha agua no es una justificación para derrocharla en casa
Enseñarle a la gente a ahorrar agua en casa es esencial, y es urgente que todos los gobiernos, escuelas y familias lo hagan; pero es una tarea hueca si no se enseña también qué es la huella hídrica y cómo se puede hacer presión para que en los ámbitos lejanos al hogar también se haga un uso responsable. Y claro, saber que el impacto mayor viene de la industria es importante, pero no hacemos nada si creemos que la industria es una cosa mágica y lejana que se mueve sola, y que nuestro papel como consumidores (directos o indirectos) no tiene nada que ver con eso.
Que la industria use mucha agua no es una justificación para derrocharla en casa… pensar eso es tan absurdo como pensar que, como la industria gasta mucha plata en cosas que no tienen que ver con nosotros, da igual que tiremos nuestros billetes por la ventana (claro, a pocas personas se les ocurriría tirar billetes por la ventana, porque ese “valor” sí que nos lo han enseñado bien).
* * *
Y hasta aquí mi revisión de la huella hídrica. Es un tema que da para tanto que bien podría hacerse un libro completo (este y este son ejemplos de ello), pero creo que con los datos que te comparto aquí te puedes hacer una idea de qué va todo el asunto. Me queda pendiente hacer una publicación con ideas puntuales para hacer un uso responsable del agua en casa, que creo que también vendría bien para ampliar la conversación.
¿Habías oído hablar de la huella hídrica? ¿Conocías el impacto que tienen algunos de los productos que menciono? ¿Qué prácticas aplicas en casa para hacer un consumo consciente del agua? ¡Te espero en los comentarios!
Todo esto que te estoy contando no me lo inventé yo, ni tres hippies que decidieron sentarse a escribir sobre el agua (no tengo nada contra los hippies, me aprovecho del término porque se usa con frecuencia de manera peyorativa para referirse a quienes nos preocupamos por el medio ambiente… pero de esto hablaremos otro día). Es el resultado de análisis y métodos de medida de impacto llevados a cabo por organizaciones internacionales como la UNESCO, y hasta hay una norma ISO que “identifica el potencial de los impactos ambientales relacionados con el agua; incluye las dimensiones geográfica y temporal pertinentes; identifica la cantidad de uso del agua y los cambios en la calidad del agua; y utiliza el conocimiento hidrológico.”
¡Qué buen artículo, Mariana!
Yo tenía una idea un poco vaga sobre el tema, pero ahora siento que lo entiendo mucho mejor. Me encantó además la infografía que hiciste, me parece una buenísima herramienta para comprender el costo de los distintos productos.
Lo voy a tener de referencia para cuando quiera charlar con alguien sobre el tema. Te agradezco que te hayas tomado el trabajo de investigarlo, redactarlo, graficarlo, etc.
¡Cada vez me gusta más tu blog!
¡Hola Agus! Me alegra mucho que te guste el blog (¡y espero lograr que te guste cada vez más!), y espero que te resulte útil la infografía :-)
¡Un abrazo!
Hola Mariana,
hace poco que conocí tu blog via Facebook. Creo que alguien a quién sigo compartió tu publicación sobre que veías muchos envases de plástico de productos de limpieza y tal… Lo leí porque es un tema que me interesa. Ya hace tiempo me puse a mirar cómo limpiar la casa con productos naturales… pero vivía con otras personas y, bueno, no era posible cambiar el estilo de limpieza. Aunque he de decir, que eso fue también una excusa, porque este año pasado (2015) cuando me fui a vivir con mi pareja, lo primero que apunté en la lista de la compra fueron productos varios de limpieza… La verdad es que cambiar estilos de vida es algo bastante complicado, pero sé que no imposible (hace dos años y medio que cambié mi dieta omnivora por vegana, así que sé que se puede cambiar lo que se quiera) por eso vuelvo a retomarlo.
Leerte me ha hecho pensar en muchas muchas cosas. Te comenté en FB que ahora llevo mi propia taza a la universidad para tomar café/té; después vi que tú también lo hacías :D pero la verdad es que la idea me surgió viendo una escena eliminada de The Vow (“Todos los días de mi vida” en España), en la que decían que iban andando por la calle bebiendo café en tazas de verdad y no en vasos de plástico.
También reciclo. Tengo una botella de aluminio para llevar agua allá a donde quiera ;). Uso copa menstrual. He dejado de beber agua embotellada. Uso jabones y champús de Lush (que son sólidos y no están empaquetados en plástico). Uf, ¡hay tanto por hacer!
Pero poco a poco… se construyen grandes cosas.
Me he unido al club (¡qué ilusión!) y como vi que decías que te podíamos hacer sugerencias y preguntas, pues ahí van las mías:
– A mí me encantan los ambientadores, velas, inciensos… Perfumar la casa. ¿Qué crees/sabes qué es más sostenible? Lo último que he comprado es este incienso (http://serincobackup.no-ip.info/tienda/es/marca-familia/papier-darmenie/productos-hogar/incienso) porque es todo papel. Pero no sé si habrá alguna opción mejor.
– He visto lo de los discos de algodón reutilizables. ¿Qué clase de tela de algodón hay que usar?
– Maquillaje
Un beso.
Nos leemos.
María.
¡Hola María! Pues me alegra mucho saber que esa publicación te llevó a que te encontraras con mi blog, y que estás con ganas de cambiar hábitos y encontrar opciones más amigables en esas cosas cotidianas que parecen tan insignificantes pero con las que se pueden lograr cambios tan grandes.
Tomo nota de todas tus sugerencias para incluirlas en mis “pendientes”. De los discos de algodón quiero hablar pronto, y con el maquillaje he hecho por ahora pocos experimentos, pero me pongo a la tarea de organizarlos y compartirlos. Lo de los ambientadores lo voy a ver con calma porque sí sé que tengo varias recetas guardadas que pueden funcionar bien (tengo que probarlas primero, ¡eso sí!).
Espero seguir “viéndote” por aquí, ¡un abrazo grande!
Muy buen artículo Mariana!
Yo ya sabia que sabia que para producir un kilo de carne de vaca se necesitaba de una cantidad absurda de agua, pero hasta ahí. Ahora, gracias a esta valiosa información, logro entender que el derroche de agua va mucho más allá. Quiero compartir con todas las personas que conozco! Tenemos que ser mas conscientes.
Reflexionando sobre el consumo de agua en mi propia casa, me puse a pensar en actividades diarias en las cuales derrochaba este precioso líquido y con esto me encontré:
* Lavando mi cabello en la ducha me demoraba como 15 minutos!!
entonces ahora con cuatro tazas de agua medidas me lo lavo y en la ducha me demoro 3
minutos màximo.
* Lavando los platos gastábamos mucha agua y no dejábamos la llave abierta, pero cuando
los enjuagábamos para quitar el jabón, si me daba cuenta del derroche.
Entonces ahora tenemos un tazón grande en el lavaplatos y con el agua que se va
recolectando es mas facil quitar los restos de jabón para gastar mucho menos agua al
enjuagarlos. Ah! y el agua que queda va para las plantas! (usamos jabón orgánico)
Y bueno, hemos hecho varios cambios más que nos han hecho más conscientes, y como
un plus el precio de la factura del agua bajo considerablemente!
Gracias Mariana por ser el cambio que quieres ver!
¡Hola Angélica!
Sí… es que la huella ecológica de la carne es descomunal, se le mire por donde se le mire :-S
¡Las ideas que me compartes para ahorrar agua en casa suenan muy bien! Los platos en remojo son una muy buena opción, y enjuagarlos con agua recolectada lleva ese ahorro un poquito más allá. Lo de la ducha me parece genial, ¿cómo lo haces? El champú que uso (que es el que yo misma hago) hace mucha espuma… me da la sensación de que con 4 tazas no me alcanzaría, pero tengo que probarlo. ¿Tienes alguna técnica en particular? ¡Quiero más datos! :-)
Gracias a ti por pasarte por aquí a leer. ¡Un abrazo!
¡ Hola Mariana!
Creo que todo depende del tamaño de la taza no? Hoy las medí y me di cuenta que 4 tazas de agua para mí equivalen a 3 litros de agua. Mojas un poco tu cabello ( con una taza), te pones el champú ( el mío no hace tanta espuma) y aclaras con dos tazas más o menos, despúes si usas acondicionador usas un poco en las puntas y enjuagas con 1a taza que queda.
Me lavo el cabello en el lavadero, me parece más facil! y ahora gasto mucho menos tiempo en la ducha. Podrías probar y me cuentas como te va!
Ahhh, ok… pensaba que eran tazas de cocina, de 250 ml, por eso no me cuadraba :-P
Voy a probar a ver qué tal. ¡Un abrazo!
Bueno, al principio me dije: ¡Tres litros son demasiado! pero pensé : Antes gastaba muchisimo más. Y sabes? creo que todo es cuestión de táctica. tal vez gaste menos en poco tiempo. :) :)
¡Seguro! En la ducha se deben ir mucho más de tres litros. Y como tú dices, con la práctica seguro se reduce el uso aún más :-)
Me has dejado con la boca abierta Mariana, qué importante todo lo que nos cuentas. Voy a compartir el artículo que todos podemos poner nuestro granito de arena en esta tarea titánica de lograr vidas más sostenibles.
Te entiendo, ¡es que es información impactante! Espero que te resulte útil para seguir en el camino de la vida más sostenible :-)
¡Un abrazo!
Muy buen artículo!!
Cada vez encuentro más razones que no solo justifican sino que vuelven INDISPENSABLE el hecho de empezar a consumir menos…
Me encanta tu página :)
¡Hola Jero! Me alegra mucho que te haya gustado, y que te guste mi blog :-)
100% de acuerdo contigo: consumir menos (y de manera mucho más consciente) no sólo es indispensable sino urgente.
¡Un abrazo!
Me encanta este artículo (bueno, y todos!) porque últimamente estoy especialmente preocupada por el consumo de agua en casa e investigando maneras para no comprar agua embotellada y beber directamente la del grifo aunque esta tiene cal y tal… Cómo lo haces tú?
No dejes de compartir todo esto, mil gracias*
¡Gracias Irene! Yo tengo el enorme privilegio de vivir en una ciudad que tiene agua potable de buenísima calidad, saliendo directo de la llave, así que no tengo ese problema de la cal (y otras cosas) que se da en otros lugares. Una amiga de Barcelona también anda muy preocupada con el asunto, y hemos estado entre las dos buscando información y alternativas, y —al menos hasta ahora— parece ser que la mejor opción son los filtros de cerámica. En todo caso, creo que cualquier filtro (incluso las jarras filtradoras) es mejor que estar comprando agua embotellada, pues esta última requiere muchísimos más recursos para producción y transporte, y además promueve la privatización de fuentes de agua. Espero que esa información te aclare un poco el panorama :-)
¡Un abrazo!
Muy chévere las iniciativas que plantean en el blog. Pero me parece que se quedan cortas, el meollo del asunto no están en cambiar las tuberías de la casa, ni en cerrar el grifo, ni en bañarse en 2 minutos, ni en usar tres litros de agua para lavarse el cabello. El meollo está en que las grandes multinacionales se mueren de la risa con esas iniciativas, mientras ellos gastan millones de litros (muchos más de los que se necesitan para conseguir 1 kilo de carne) para enriquecerse con la explotación de: minería, hidrocarburos, carbón, etc.
Nosotros podemos seguir implementando esas acciones, pero los boludos que ostentan el poder seguirán riendo en nuestras caras, hasta que el sistema cambie.
Hola, Azaria. Como lo menciono en la publicación, está claro que el mayor uso de agua no es doméstico sino industrial. Ahora, eso o significa que nosotros no tengamos responsabilidad, porque somos nosotros los que compramos a esas industrias, por eso precisamente se habla de la huella hídrica asociada a nuestras decisiones de consumo.
Está claro que a veces nuestras acciones pueden parecer pequeñas (o incluso inútiles) si consideramos lo que sigue pasando a nivel industrial… pero el hecho de que una multinacional haga X cosa no es una justificación para que yo también la haga en casa. Si yo no quiero desperdiciar agua, pues no lo hago y ya está, no necesito permiso de una multinacional para hacerlo, y por supuesto no voy a esperar a que el sistema cambie para que yo decida cambiar. Esa es la trampa de “no resolvamos nada hasta que resolvamos todo”. Siguiendo esa lógica, entonces tengamos esclavos, porque Inditex los tiene, atropellemos los derechos de los trabajadores porque Coca-Cola y Nestlé lo hacen. ¿Voy a tener esclavos sólo porque los que ostentan el poder lo hacen? Evidentemente no. Con el agua, y con cualquier otra cosa, la lógica es la misma. No es una cuestión de si estoy o no “salvando” al mundo con mis decisiones cotidianas (que el mundo no se va a salvar cambiando tuberías ni bañándose en 2 minutos), sino de si estoy siendo consecuente con las cosas que pienso, y también analizando las implicaciones morales de mis decisiones cotidianas.
El meollo del asunto no está en cambiar las tuberías, pero tampoco está en quedarnos inmóviles esperando a que “el sistema cambie”, porque el sistema no va a cambiar si no cambiamos nosotros.
¡Saludos!
Hola
viene bien el corto animado de la Abuela Grillo, https://www.youtube.com/watch?v=AXz4XPuB_BM